La banca española resiste el desaire del mercado
El BCE garantiza la liquidez, pero su ayuda no será eterna y será necesario otro modelo de financiación a futuro.
El Banco de España dio esta semana un puñetazo encima de la mesa. Su anuncio de hacer públicos los resultados de los test de estrés a los que ha sometido a las entidades financieras -secundado un día después por la UE para hacerlo extensivo al conjunto de los grandes bancos europeos- supone todo un pulso al mercado, muy insistente en su presión sobre todo lo que tenga que ver con España. Lo han sufrido el Tesoro -que se ha enfrentado esta semana en sus subastas a un mercado que pedía casi el 5% por el bono a diez años-, y las empresas y bancos, que sufren enormes dificultades para financiarse en el interbancario y en el mercado de capitales. Los test de estrés aliviaron el jueves y el viernes la situación, pero las tensiones siguen siendo extremas.
"No hay nadie dispuesto a prestar a medio y largo plazo", reconocen en una entidad financiera. Y la desconfianza de los mercados afecta a bancos grandes y pequeños, a pesar de que entre la banca española figuren referentes como Banco Santander y BBVA, que han obtenido las primeras calificaciones de la gran banca europea en las pruebas de resistencia ordenadas por la UE. En definitiva, la banca española afronta la situación opuesta a la que disfrutó durante la última década, en que los inversores extranjeros compraban sin reparo las elevadas emisiones de deuda que permitieron el boom crediticio.
El mercado interbancario no ha logrado regresar a la normalidad tras la quiebra de Lehman Brothers y sigue seco y, ante el vertiginoso aumento del riesgo soberano español, tampoco llega financiación desde el mercado de capitales. La banca española, que ha captado deuda por 32.800 millones en 2010, no realiza emisiones desde el pasado mes de abril. No en vano, la prima de riesgo -que mide la rentabilidad adicional que el mercado exige a la deuda española frente a la alemana- marcó esta semana niveles sin precedentes en la era del euro en los 230 puntos. Pero esa es la referencia sobre la que poner precio al conjunto de la deuda española, y antes de financiarse a precio de oro, los bancos se ven obligados a buscar otras alternativas.
La captación de depósitos fue el primer recurso, pero este pozo también se agota. Los tipos de interés, en el 1%, apenas dejan margen para competir en remuneración, menos aún tras la intensa guerra de desgaste que ha mantenido el sector por captar los depósitos de la competencia. Los nuevos depósitos a plazo a particulares han menguado desde los 47.500 millones de euros de diciembre a los 42.500 millones de abril. "La guerra de los depósitos ha trasladado el problema de la captación de financiación de una entidad a otra. Los depósitos sólo sirven como vía de financiación para el conjunto del sistema financiero si atraen recursos nuevos desde los fondos de inversión", apuntan desde el sector.
El bálsamo del BCE
El Banco Central Europeo y sus inyecciones de liquidez están siendo la solución indiscutible. Así, los bancos españoles lograron financiación del BCE en el mes de mayo por 85.000 millones de euros, una cuantía mensual récord y que supone además un incremento del 26,5% frente al mismo mes del año anterior.
Los préstamos del Banco Central Europeo garantizan por tanto que, a falta de otras vías de financiación, los bancos españoles tienen liquidez y son capaces de hacer frente a los voluminosos vencimientos de deuda. Además, muchas entidades han tenido la previsión de hacerse con recursos por anticipado para responder a los vencimientos futuros, hasta el punto de que algunos bancos ya tienen cubiertos sus compromisos de pago de la deuda que vence en 2010 y 2011.
"La banca española no tiene problemas de liquidez a corto plazo. Hay que dar las gracias al BCE, como sucede con el resto de la banca de la zona euro", defiende José Carlos Díez, economía jefe de Intermoney que recuerda que, tras meses de una presión insoportable por parte de los mercados y también gracias al BCE, no ha caído ningún banco griego. A pesar de su pésima calificación crediticia -con el referente de una deuda soberana considerada bono basura- y de pertenecer a la única economía de la zona euro que ha solicitado la ayuda de la UE para evitar la bancarrota.
La situación de la banca española está a años luz de la griega. De hecho, los bancos españoles, antes de prestar dinero a otras entidades en el mercado interbancario, están atesorando depósitos en el BCE, que se remuneran a tan sólo el 0,25%. La banca española, como el conjunto de la europea, prefiere acudir a estos depósitos del BCE antes que prestar dinero a otras entidades en el interbancario, aun a costa de un interés menor. Así, la banca española disponía en el mes de mayo de un excedente de liquidez de 18.000 millones de euros diarios, según los datos del Banco de España. Es la denominada facilidad marginal de depósito, que recoge el exceso de liquidez diaria que la banca prefiere depositar ante el BCE en lugar de prestarlo. Además, la banca española sigue atesorando activos de deuda que luego puede presentar ante el BCE como colateral para financiarse al 1%, sin restricciones en la calificación crediticia de esos activos. "Hemos perdido el pudor para pedir liquidez al BCE y hay margen para sostener esta situación durante otros seis meses. Pero no en el largo plazo. Lo lógico sería financiarse al 0,4% ó 0,45%, no al 1%", reconocen desde el departamento de tesorería de un banco.
Cambio de modelo a largo plazo
El sector financiero reconoce las dificultades de financiación pero rechaza que existan actualmente problemas de liquidez. Y lamenta además las numerosas informaciones vertidas en la prensa, primero británica y después alemana, en las que se ha desacreditado a la banca española y en las que se ha afirmado que España necesita las ayudas de la Unión Europea, un extremo que tanto Bruselas como las autoridades españolas han insistido en desmentir rotundamente.
"España necesita recomponer su imagen ante los mercados. Los inversores dudan ahora de la capacidad de pago en el largo plazo y eso nos lleva a los bancos a replantearnos las fórmulas de financiación en el medio y largo plazo", señalan en una entidad mediana. Así, al igual que a la hora de conceder una hipoteca, no se contempla sólo la capacidad de pago de las primeras cuotas sino a lo largo de toda la vida del crédito, lo mismo sucede en el mercado interbancario y de capitales. Se juzga la capacidad actual de pago y la futura, y va en ello la confianza en que España cumpla con el objetivo de haber reducido su déficit público al 3% en 2013.
En un amplio informe publicado esta semana, JPMorgan apunta que la presión que sufre la banca española para financiarse es manejable en el corto plazo, si bien el modelo está en cuestión bajo una perspectiva a medio y largo plazo. La firma estadounidense sostiene que el acceso al mercado de capitales será más limitado y el coste de financiación, más elevado. Valora el esfuerzo del sistema financiero español por rebajar el ratio de créditos sobre depósitos, que en el caso de los bancos medianos se ha recortado del 170% de 2007 al 150% del primer trimestre de este año. Pero advierte también que los bancos van a encontrarse en su búsqueda de financiación en el mercado con la dura competencia del Tesoro, que también va a necesitar de importantes emisiones de deuda. Esto contribuirá a que la banca española sólo sea capaz de refinanciar la mitad de sus vencimientos de deuda en 2011 y 2012, según las estimaciones de JP Morgan. La firma advierte además del peligroso círculo vicioso que supone para la banca española un escenario de menor crecimiento económico -derivado del rigor de los planes de ajuste-, de numerosos impagos -en consonancia con un elevado desempleo-, menores beneficios y más obstáculos en definitiva para obtener liquidez.
AFI recuerda que, junto a los vencimientos de deuda de 85.000 millones a los que tendrá que hacer frente el sector financiero en el conjunto de 2010, en 2011 llegarán vencimientos por otros 85.000 millones. A esto se añade que, en el periodo 2010-2011, hay vencimientos de titulizaciones por 70.000 millones de euros, más otros 45.000 millones que vencen en pagarés y otros 70.000 millones de euros prestados por el BCE. La firma concluye que la posición de liquidez del sistema financiero español sólo se deterioraría si la renovación de todos esos vencimientos fuera inferior al 65%. Y aun así, a la hora de distinguir entre entidades, algunas tendrían un déficit de liquidez de 20.000 millones de euros con ese nivel de renovación de vencimientos.
La onda expansiva restringe aún más la concesión de créditos
Si la concesión de créditos a particulares y empresas ya se había contraído notablemente en los dos últimos años, los acontecimientos de las dos últimas semanas presionan para restringirlo todavía más.El dinero que prestan los bancos a sus clientes es la última pieza de un mecanismo que ha encontrado numerosos obstáculos desde la quiebra de Lehman Brothers y sobre el que ahora se reproducen los problemas de aquella crisis. La banca tiene dificultades para obtener financiación, y esas dificultades se trasladan a sus clientes, que se encuentran en las oficinas con menos acceso a un crédito que, además está más caro.Fuentes financieras reconocen que el encarecimiento de la prima de riesgo tiene un efecto directo en el coste de financiación de los bancos, que se traslada en última instancia al diferencial que después se aplica en las hipotecas o los créditos al consumo. Además, en un escenario de máxima incertidumbre como el actual, la banca se repliega en la defensa de su solvencia y su liquidez. En definitiva, si se presta en tales condiciones, es sólo a los clientes más solventes. Más aún cuando el conjunto de la economía española no ha terminado aún de recortar sus altos niveles de endeudamiento, que tanto penalizan los mercados.Del lado de la demanda, el ajuste fiscal y una menor capacidad de gasto tampoco jugarán a favor.