Grifols inyecta sangre nueva en el negocio
La multinacional española Grifols, dedicada a la fabricación y comercialización de hemoderivados, ha dado un paso al frente en su negocio con la adquisición de su competidora estadounidense Talecris, y se convierte en el tercer suministrador mundial de plasma sanitario, sólo por detrás de Baxter y CSL. Con la operación, anunciada ayer pero que se cerrará al finalizar el año tras obtener los salvoconductos de las autoridades de competencia norteamericanas, Grifols dobla sobradamente su tamaño, sus ventas y seguramente sus resultados, y consolida su ambicioso proyecto de crecimiento en el mundo, con una presencia determinante en EE UU.
La compra se ejecutará con un desembolso en efectivo de unos 2.000 millones de euros financiados por un nutrido sindicato bancario, así como con una ampliación de capital sin derechos políticos, que equivale a la emisión de 83 millones de acciones, un 39% adicional a las ahora emitidas y cotizadas en el mercado, y en la que los accionistas actuales no dispondrán del derecho preferente de suscripción, que únicamente ejercerán los propietarios de Telecris. Una vez cerrada, la familia Grifols reducirá su presencia en el capital hasta el 29%, aunque seguirá siendo el primer accionista, mientras que Cerberus (fondo de capital propietario de la mayoría de Telecris) tendrá el 14% de la nueva Grifols, y el resto de fondos otro 14%. El 43% restante serán participaciones minoritarias.
Aunque ayer el mercado acogió mal la operación de la empresa catalana, con un descenso de casi el 10% en su precio, las garantías para su financiación, el tamaño crítico que alcanza la empresa, las sinergias esperadas y la evolución estimada de sus ratios de deuda sobre resultados son argumentos de suficiente peso como para valorarla positivamente. De cumplirse los escenarios dibujados por los financieros de Grifols, dentro de cuatro años la deuda de la empresa será de dos veces el Ebitda, como ahora, pese a alcanzar casi cinco veces en el primer año tras la absorción.
Es llamativo también el hecho de que la adquisición se haga en uno de los momentos con mayores dudas en los mercados financieros sobre la financiación de los negocios, especialmente de aquellos que precisan de cantidades relativas más elevadas de recursos ajenos. Si bancos de primer nivel avalan la operación, precisamente cuando están en revisión otras muchas de parecida naturaleza, y cuando una buena parte de las operaciones corporativas planteadas se rechazan hasta que el panorama financiero esté más despejado, debe considerarse también como señal determinante de la solidez de la apuesta.
Interpretar correctamente estas señales supone apostar por el éxito de un proyecto que inyecta sangre nueva en el negocio sanitario, así como en los mercados financieros, pese al limitado tamaño de la operación.