_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Efectos del ajuste económico sobre el empleo

El desempleo registrado desciende (-76.223) en mayo por segundo mes consecutivo y se continúa frenando la destrucción de empleo. Según los servicios públicos de empleo, la cifra total se sitúa en 4 millones de personas desempleadas, con un crecimiento en los últimos 12 meses del 12,3%, frente al 54% del mismo mes del año anterior. Por su parte, la Seguridad Social continúa aumentando los cotizantes (113.237, el 0,64%) desde hace cuatro meses.

España no ha sido ajena a los efectos de la crisis internacional y sus repercusiones en el deterioro del mercado laboral. Si cuando disminuía el gasto privado fue necesario que el público tomase el relevo para evitar una depresión y el aumento del paro (23,2 millones de desempleados en la UE), pero a cambio de incurrir en elevados déficits, hoy corresponde realizar los ajustes necesarios para un relanzamiento de la economía y crear las condiciones necesarias para asegurar el financiamiento de la deuda pública dentro de las medidas elaboradas por la UE.

Ante esta situación, en España (en dos años hemos pasado de un superávit del 2% del PIB a un déficit del -11,2%) se han adoptado medidas extraordinarias, necesarias e imprescindibles, para la reducción del déficit público y limitar la deuda pública a través de la inversión y el gasto público. Los cambios se han producido tan rápido que ha sido necesario actuar con prontitud para evitar deteriorar la economía real (los intereses de la deuda son 30.000 millones de euros anuales). No son útiles las soluciones cuyos efectos no sean inmediatos. A nuestro país se le critica que estas medidas llegan tarde, pero todos los países de la UE han llegado tarde.

Las bases científicas sobre economía empresarial nos dicen que dirigir es decidir. Así, el Gobierno, para mantener la cohesión social, ha dirigido su ajuste a obras públicas, funcionarios y pensionistas, respetando a los desempleados; a pesar que el desempleo ha pasado en dos años de 15.000 millones (1,2% del PIB) a 34.000 millones (3,2% del PIB) en 2009. Quizás hubiera sido mejor disponer de un mayor plazo para solucionar el déficit. Pero las circunstancias han cambiado: son siempre los acreedores quienes imponen las condiciones a los deudores.

¿Qué supondrá para el crecimiento económico y el empleo? La teoría económica indica que, a corto plazo, menos gasto e inversión pública significa menos actividad y disminución del empleo. Pero en un entorno de turbulencias económicas cualquier teoría queda superada por los hechos. Existe evidencia de que determinados procesos de consolidación fiscal pueden tener efectos positivos sobre la actividad económica, lo que podría ser especialmente importante en un momento como el actual, con el fin de que la estrategia de consolidación no perjudique la salida de la recesión. Por ello, el ajuste económico aplicado por España tiene grandes posibilidades de éxito al estar centrado mayoritariamente en una reducción del gasto público corriente.

El impacto sobre el PIB dependerá de si los funcionarios consumen menos por la disminución de su renta disponible o reducen su ahorro para mantener el nivel de consumo. No obstante, al representar el 12% de la población, tendrá una débil incidencia en el crecimiento y, por lo tanto, sus efectos sobre el empleo serán mínimos.

Es posible que las medidas de ajuste no sean del agrado de todos y sean dolorosas. No perjudicar a nadie y contentar a todos es imposible. Pero no hacer nada es trasladar la devolución de la deuda a las generaciones futuras, aunque la actual, sobre todo de aquellos que buscaron ganancias a corto plazo, sean los causantes del origen de la crisis. Lógicamente redundará en una pequeña contracción del crecimiento y del empleo por una disminución de la renta disponible y del consumo. No debemos olvidar que las exportaciones (están creciendo por encima de la media de los países de la OCDE) pueden paliar la disminución de la demanda interna y favorecer la creación de empleo. Al menos, se está consiguiendo un efecto demostración que alcanza a comunidades y municipios que empiezan a implicarse en ajustes. El momento actual obliga a esfuerzos y sacrificios por parte de todos.

Vicente Castelló Roselló. profesor de la Universidad Jaume I de castellón

Archivado En

_
_