Los primeros tiros fiscales británicos
La coalición gubernamental de Reino Unido disparará hoy sus primeros tiros fiscales. George Osborne, el nuevo ministro de Hacienda, detallará el recorte prometido de 6.000 millones de libras que reducirá el déficit fiscal apenas un 4%. Osborne, sin duda, hará más en el presupuesto de emergencia programado para el 22 de junio. Pero el riesgo es que la nueva Administración británica se centre demasiado en los altamente deseables cambios impositivos que está buscando y no lo suficiente en la desagradable reducción del gasto que necesita -a menos que los mercados fuercen la situación-.
Los dos partidos de la coalición quieren bajar algunos impuestos. Los liberales demócratas pretenden aumentar significativamente el umbral del impuesto sobre la renta. Los conservadores están de acuerdo, pero desean hacerlo por etapas. Es una excelente idea, eficiente y equitativa. Dejando fuera los salarios bajos de los impuestos, les daría un mayor incentivo para trabajar. Y es probable que estos contribuyentes se lleven a casa parte de ese extra, reforzando el consumo.
Los conservadores, por su parte, también buscan reducir los impuestos de sociedades. Osborne destacó la pasada semana que quería los impuestos más bajos del G-20 y una simplificación de las normas y desgravaciones. Las empresas se alegrarán mucho.
Pero la reducción del déficit, no la reducción de impuestos, tiene que ser la prioridad. Para compensar un umbral de tributos más alto y menores impuestos de sociedades, el IVA puede aumentar desde el 17,5% actual al 20%. La clase media puede afrontarlo.
Pero el ajuste del déficit real -cuatro quintas partes desde el punto de vista conservador- debe provenir de recortes de gastos. Aquí, las promesas electorales sobre servicios básicos, particularmente la promesa tory de no tocar el Servicio Nacional de Salud, son el mayor problema. El Gobierno debería buscar el ahorro en todos los departamentos, incluso en salud y educación.
En la actualidad, Reino Unido es un insólito refugio seguro. Pero su déficit será el peor de la UE y del G-7 este año. Amables recortes de impuestos no resolverán el problema. Sólo las píldoras amargas.
Ian Campbell