Deutsche vuelve a lo básico
Cuando Josef Ackermann reveló los agresivos objetivos de beneficio para Deutsche Bank a finales de 2009, los analistas se mostraron escépticos. Pero superadas las expectativas en el primer trimestre, las metas parecen menos exageradas. El beneficio antes de impuestos trimestral de 2.600 millones de euros del banco de inversión está en el buen camino para cumplir el objetivo de 6.300 millones de euros para 2011.
Las divisiones de deuda y renta variable están funcionando a toda máquina, consiguiendo unos ingresos de 4.700 millones de euros en el trimestre. Pero los inversores no están impresionados: las acciones de Deutsche cayeron un 2,4% en la mañana de la presentación de los resultados.
Mientras el banco de inversión toma posiciones de ventaja, el negocio más estable de Deutsche está rezagado. Los ingresos por operaciones bancarias cayeron y los de la gestión de patrimonios crecieron sólo el 2%.
Más preocupante, el ratio de capital Tier 1 del banco cayó al 7,5% -una caída de 1,2 puntos-. Esto refleja parcialmente la adquisición del banco privado Sal Oppenheim. Pero Deutsche también había ahorrado 2.100 millones de euros extra para posiciones de crédito ilíquidas. Al hacerlo, Deutsche puede haber anticipado una regulación de la negociación de activos más dura, que se aplicará a finales de este año. Pero todavía se enfrenta a la revisión de las normas bancarias de Basilea, que deben entrar en práctica antes de 2012. La ofensiva de EE UU sobre los derivados OTC, en discusión en el Senado, también afectaría a su negocio.
Deutsche ha reaccionado ampliando su mix de negocio. Además de Sal Oppenheim ha adquirido algunos negocios del holandés ABN Amro. Tomar el control total de Deutsche Postbank, el banco comercial en el que tiene el 25%, es otra posibilidad.
El problema es que la reducción del capital básico le da menos potencia de fuego. El banco tendría que emitir acciones para financiar sus operaciones. Eso dificulta el ambicioso objetivo de Ackermann de alcanzar un rendimiento de capital del 25% antes de impuestos. Pero puede ser el precio que hay que pagar por un negocio más diversificado.
Por Nicholas Paisner