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Deuda pública

La crisis eleva el atractivo de la deuda

Los expertos consideran que el mercado ha exagerado los riesgos que afronta la economía española y ven en la renta fija una oportunidad.

El miedo al riesgo soberano se extiende como la pólvora. Las montañas de deuda que han acumulado los Estados para evitar la debacle y enderezar las economías pesan como losas. La digestión se prevé larga. La Unión Europea redobla esfuerzos para solventar la delicada situación de Grecia y evitar que la percepción de vulnerabilidad de países como España o Portugal vaya en aumento. La tensión tardará en rebajarse. La desconfianza que generan los países con peores dinámicas fiscales asusta a los inversores. ¿Ha exagerado el mercado los riesgos? ¿Es atractiva la deuda española?

Aquellos inversores que busquen en los bonos una forma de diversificar la cartera pueden encontrarse ante una oportunidad de compra. Eso sí, siempre teniendo en cuenta el riesgo de volatilidad si desean recuperar su inversión antes del vencimiento. "Si descartamos un posible impago de deuda hay oportunidades. Optaríamos por los plazos cortos pues son menos sensibles a las subidas de tipos", explica Victoria Torres, responsable de análisis y producto de Self Bank.

La rentabilidad del bono español a 10 años ronda el 3,99%, mientras que las letras a 12 meses rentan el 0,8%, cifras que compran con el 2,21% que ofrecen de media los depósitos a un año o el 5,2% de la rentabilidad por dividendo del Ibex.

Hace unos días el atractivo de este tipo de inversión era superior por la mayor percepción de riesgo que suscitaba España. Así, mientras que a principios de semana el diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán llegó a superar los 100 puntos básicos, el viernes rondaba los 80,2. "El mercado había sobre reaccionado. La deuda española sigue siendo una oportunidad", asegura Abel Enguita, managing director de Barclays. "A corto plazo puede tener un recorrido adicional de 20 puntos básicos", añade Jamie Stuttard, responsable de renta fija europea de Schroders.

Los esfuerzos de las autoridades europeas por rescatar a Grecia, un país que representa el 2,6% del PIB de la zona euro, son otra buena noticia para aquellos que apuesten por la deuda nacional pues pone de relieve el compromiso de las principales potencias por eliminar riesgos.

España, además, no es Grecia, como bien han defendido estos días las agencias de rating, el Gobierno o incluso un editorial del Financial Times, diario que hace bien poco advertía sobre el "drama" que se estaba desarrollando en España. Al parecer, los esfuerzos del Gobierno por mejorar la imagen del país en el exterior empiezan a surtir efecto.

Esta semana Moody's y Fitch han defendido la solvencia de la deuda nacional y afirman que la máxima calificación crediticia posible, la triple A, no está en cuestión. "España, Portugal y Grecia pueden tener la misma divisa pero no reflejan el mismo perfil de crédito", explicaba Kristin Lindow, vicepresidenta sénior del área de riesgo soberano de Moody's.

La agencia considera que las comparaciones de España con Grecia son injustas y aplaude las medidas anunciadas en el plan de estabilidad de 2010 a 2013. España se ha comprometido a reducir el déficit del 11,4% de 2009 al 3% en 2011. Moody's considera que este ajuste supondrá el 9,6% del PIB y prevé que el 5,25% se podrá conseguir gracias a los recortes presupuestarios de este año, la retirada de estímulos temporales y la reducción de inversiones. Desconfía, sin embargo, de las previsiones de crecimiento del 2,5% que se manejan de media para 2011-2013, los recortes de personal y costes administrativos, así como los ajustes previstos para las administraciones locales. En el peor de los casos confía que el ajuste podría alcanzar el 7,5% del PIB o el 80% del objetivo total. Moody's, por tanto, no descarta que España tarde un año más en lograr sus objetivos pero esta expectativa no le causa especial preocupación.

El reto que afronta España es complicado pues debe encontrar el equilibrio entre sanear las cuentas públicas sin que ello frene la recuperación económica. Entre 1997 y 2007 España consiguió rebajar la deuda neta del 67% al 36% del PIB a pesar de que los gastos siguieron aumentando. Un incremento de impuestos del 2,8% del PIB y la caída de los costes de financiación -pasaron de representar el 4,2% del PIB en 1997 al 1,1% en 2007- fueron la clave, según Barclays Capital. Por tanto, el crecimiento, los tipos de interés y el ajuste fiscal son las variables en juego para garantizar que la deuda neta se estabilice. Un estudio de la firma concluye que cuando el crecimiento supera el coste de financiación en un 1% esta meta es asumible, pues si los tipos superan la tasa de crecimiento el endeudamiento empeorará. De ahí la importancia de garantizar la recuperación. Además, según un simulacro de Barclays el esfuerzo fiscal de España debe rondar al menos el 4% del PIB para lograr estabilizar la deuda en 2013, incluso con unas perspectivas de crecimiento moderadas, del 1,5% de media entre 2011 y 2013. Algo que en su opinión no se lograría con un ajuste del 2% del PIB.

España tendrá que pedir prestados cerca de 200.000 millones este año, por lo que cualquier aumento de los costes de financiación implicará menos recursos para otras partidas que puede llegar a incidir en el crecimiento. El Tesoro publicó su estrategia 2010 esta semana, en la que destaca que sus emisiones netas de deuda descenderán un 34,2% este año respecto al pasado para quedar en 76.800 millones, a lo que hay que sumar unos 120.000 millones en vencimientos de deuda. Hasta la fecha ha emitido sin problemas aunque sí ha acusado el aumento de la prima de riesgo sobre España, pues la semana pasada tuvo que subir el tipo de una emisión de bonos a tres años en medio punto porcentual.

"Los gobiernos están tratando de encontrar formas de comprar tiempo al mercado y ese es el razonamiento básico detrás de los planes de ayuda que se están discutiendo en la actualidad", explica Charles Diebel, estratega sénior de tipos de interés de Nomura.

Algo de tiempo se ha comprado. Los planes de ajuste fiscal presentados por Grecia, España o Portugal van en la buena dirección, aunque aún quedan demasiadas incógnitas que hacen prever que el deterioro de las cuentas públicas seguirá siendo uno de los principales focos de tensión este año. "Todo el mundo es consciente ahora de los riesgos soberanos. Hay incertidumbres sobre cómo se va a solventar el problema de la refinanciación de la deuda y la recuperación", explica Eric Le Coz, de Carmignac Gestión.

Grecia, con un déficit fiscal del 12,7% y una deuda camino de superar el 120% del PIB en 2009, centra las miradas por los elevados vencimientos de deuda que afronta en abril y mayo, superiores a los 26.000 millones. El país tiene previsto emitir 53.000 millones de deuda este año y ya ha colocado más de 13.000, según datos de HSBC. "Si en febrero consiguen una cifra similar entonces habrán logrado el 50% de sus necesidades. En el peor de los escenarios deberían poder seguir financiándose con letras a tipos no muy superiores al 5% o 6%. El motivo por el que el diferencial de la deuda griega respecto a la alemana se ha ampliado tanto es que el mercado sabe que esto no puede durar mucho más. Los no residentes ya poseen más del 70% de los bonos y los bancos domésticos tienen más del 10%, una cifra superior al 6% de media de la zona euro", explica HSBC.

Precisamente, problemas futuros a la hora de colocar deuda son uno de los principales temores, algo que de momento sólo ha encontrado Portugal cuando hace semanas sólo logró emitir 300 millones de los 500 que tenía previstos en una emisión de letras a 12 meses.

Resolver los problemas de Grecia se perfila como la prioridad absoluta para rebajar tensiones. "La falta de consenso revela la magnitud del problema. En el corto plazo la UE debe resolver los problemas de contagio a países como Portugal, mientras que por otro lado debe redefinir los requisitos de Maastricht pues queda claro que los objetivos actuales -60% de deuda sobre PIB o déficit fiscal del 3%- no funcionan cuando el sol deja de salir", añade Stuttard. Experto que no descarta que la solución final para Grecia no se conozca hasta que no se reúnan los ministros de finanzas el 16 de febrero y califiquen su plan de estabilidad.

El camino se presenta doloroso. El mercado pide austeridad y los gobiernos se enfrentan al reto de conseguirlo sin poner en peligro la recuperación. A todo ello hay que sumar además el efecto que tendrá en la retirada gradual de liquidez por parte del BCE. Pues al final significará menos dinero disponible para comprar bonos. Llega la hora de hilar fino.

España aún pelea con la recesión

Camino de obstáculos. Con la economía aún en recesión (el PIB del último trimestre de 2009 fue del -0,1%) y más de cuatro millones de parados la senda de la recuperación se complica, más aún cuando el mercado demanda signos de austeridad que frenen el gasto.El Gobierno ha prometido reducir el déficit desde el 11,4% de 2009 al 3% en 2012 mediante la implementación de un ambicioso plan de estabilidad que incluye recortes de costes de 50.000 millones de euros. Las propuestas no han quedado ahí y también se perfilan reformas para el mercado laboral y las pensiones.Las capacidad de enderezar las finanzas en el pasado y una deuda bruta aún razonable respecto a otros países desarrollados -partía del 36% del PIB antes del estallido de la crisis y alcanzó el 65,9% del PIB en 2009- han ayudado a mejorar la percepción de España fuera.

Grecia, ante una contracción larga

En el centro de todas las miradas, Grecia pelea poner sus finanzas públicas en orden y ha presentado un ambicioso plan de ajuste con el objetivo de reducir el déficit presupuestario del 12,7% al 8,7% este año.El mercado desconfía de su capacidad de implementar las medidas. El rechazo social y la falta de credibilidad de Grecia juegan en su contra. El otro gran riesgo al que se enfrenta el país es una recesión más profunda y prolongada de lo esperado. El plan está basado en una contracción del 0,3% este ejercicio tras la caída del 1,2% de 2009, algo que se considera optimista.La opinión mayoritaria es que terminará requiriendo ayuda financiera. Europa ha prometido apoyo pero a falta de conocer detalles está por ver si el rescate servirá para garantizar la estabilidad de la zona. La reunión del Ecofin del 16 de febrero será la próxima cita clave.

Portugal inicia la recuperación

La situación de las finanzas públicas en Portugal también ha empezado a centrar las miradas del mercado. El déficit público alcanzó el 9,3% del PIB en 2009, lo que resultó ser una cifra casi un punto porcentual por encima de lo esperado."Portugal ha tenido una recesión severa por lo que un deterioro cíclico del déficit era inevitable, pero su déficit es menor a Grecia y la deuda total muy inferior. Debido a estas diferencias la Comisión Europea pide un esfuerzo fiscal del 1,25% del PIB para Portugal en el periodo 2010-2013 frente al 3,5% al año para Grecia entre 2010 y 2011", explican desde HSBC.La economía portuguesa, además, ha iniciado ya la recuperación y tras la fuerte contracción del cuatro trimestre de 2008, el pasado ejercicio logró salir de la recesión. Las estimaciones hablan de un repunte del 0,3% para este año.

El duro ajuste de Irlanda convence

Irlanda ha recobrado la confianza de los mercados con un fuerte ajuste presupuestario que incluye un impopular recorte del gasto público de 12.000 millones de euros que ha recibido alabanzas de importantes instituciones europeas, incluido el BCE. El déficit de Irlanda probablemente superará al de Grecia este año, pues se estima que ronde el 11,6% frente al 8,7% de su vecino, pero sin los ajustes se hubiera disparado al entorno del 20%. La flexibilidad del mercado laboral y los ajustes de precios internos en marcha facilitan el camino de la recuperación y todo indica que el país logró un tímido crecimiento en el último trimestre de 2009. Irlanda, además, aprovechó los años de bonanza para reducir su deuda bruta y mientras en Grecia se mantuvo cerca del 100% -hoy en el 113%- en Irlanda pasó del 95% en 1993 al 25% en 2007. Hoy está en el 64,5%.

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