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Tribuna
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Delitos en la red

El 9 de febrero ha sido designado a nivel mundial como el Día de Internet Seguro. Una celebración que nos recuerda que la red no está exenta de peligros. Los cibercriminales campan a sus anchas, propagando virus, phising y creando redes de ordenadores zoombies, que les reportan cientos de millones de dólares al año. Delitos que, con frecuencia, quedan impunes.

Los expertos en la lucha contra este fenómeno argumentan que el cibercrimen es sumamente difícil de perseguir. La dirección IP de un remitente puede ser rastreada pero al utilizar redes internacionales de millones de PC zoombies de usuarios inocentes, los cibercriminales están muy lejos de la supuesta fuente de la estafa. Estas mafias blanquean el dinero robado a través de múltiples microtransacciones, generalmente llevadas a cabo por personas diferentes en una amplia red internacional. Además, la existencia de los llamados paraísos cibernéticos, países donde las leyes contra la delincuencia electrónica son especialmente laxas, tampoco contribuyen a su erradicación.

A todo ello se suma la ausencia de una alianza global en materia de legislación. Lograr que los Gobiernos trabajen en conjunto se antoja complicado, los progresos realizados para abordar la brecha entre la legislación y la cooperación internacional siguen siendo insuficientes. El sueño de crear una fuerza policial supranacional o de la reingeniería de internet a partir de cero son tan solo fantasías, y las propuestas realizadas por la OCDE y el G-8 han sido un fracaso.

Hasta la fecha, el intento más ambicioso para el desarrollo de un marco jurídico eficaz es el Convenio de Cibercrimen del Consejo de Europa. Aunque a priori es el mejor camino a seguir, de los 46 países que han firmado el presente Tratado, sólo la mitad lo han ratificado, y de éstos, sólo cuatro han comenzado a aplicarlo.

Encontrar una solución efectiva para la lucha contra la delincuencia cibernética es una tarea difícil, pero no imposible. Más allá de los marcos legales ya establecidos, la correlación de datos penales a nivel internacional, gracias a una base de datos mundial, es exactamente el tipo de servicio que la Interpol, siempre ha proporcionado a los organismos policiales. Incrementar el nivel de participación de una de las organizaciones intergubernamentales mejor establecidas en la lucha global contra el cibercrimen puede ser un camino que valga la pena considerar.

La pregunta es si será una Internetpol la solución, o realmente ya contamos con la legislación adecuada y tan sólo hace falta más colaboración entre Gobierno y expertos en cibercrimen.

Guillaume Lovet. Experto en cibercrimen de Fortinet

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