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Empleo&Directivos

Cuando el liderazgo está en juego

El mundo depositó su esperanza en Barack Obama. Transcurrido un año de mandato, el líder se enfrenta a la pérdida de confianza ciudadana, desbordado por la crisis. ¿Qué debe hacer?

Ha cumplido su primer año en la Casa Blanca. Y comienza el segundo ejercicio con más de un problema en su agenda, aguzado por la pérdida del escaño de Ted Kennedy por Massachusetts, feudo histórico del Partido Demócrata, a favor del republicano Scott Brown. La popularidad de Barack Obama ha caído en picado debido a la crisis en Estados Unidos, aunque todos los indicios apuntan a una reactivación económica en los últimos meses. No es suficiente para que el líder demócrata recupere su liderazgo. ¿Es normal que un líder político, en el que el mundo entero había puesto su confianza y sus esperanzas, pierda todo su carisma en el primer año de su mandato?

Conviene aclarar, asegura el profesor de Esade José Luis Álvarez, que la atribución del carisma que se le ha hecho a Obama se puede achacar en una buena dosis al contraste con la falta de liderazgo del anterior presidente, George W. Bush. "A medida que la gente se va olvidando de Bush, disminuye el carisma del actual presidente". Se trata de una simple operación matemática y del contraste entre la ilusión depositada en él y las dificultades para gestionar un país azuzado por la crisis económica.

Pero los liderazgos, advierte el profesor de Comunicación de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC), Lluís Pastor, no se ganan o se pierden en un año, sobre todo cuando se ha generado un fenómeno de comunicación política, sin precedentes desde los años sesenta, con la irrupción de Kennedy. "Lo que sucede es que la crisis ha contribuido a degradar la popularidad y debilitar el liderazgo". Porque su fortaleza se basa, no tiene duda de ello José María de Areilza, decano de IE Law School, en un exceso de carisma individual, a pesar de que se haya rodeado de valiosos profesionales y haya fomentado la meritocracia en el poder ejecutivo. "El riesgo que se corre cuando tienes un carisma individual es que se pueda hacer caer en la rutina ese carisma", afirma este docente, que define el liderazgo de Obama como enigmático y solitario. Areilza compartió aula, en concreto la clase de Derecho Social, con el presidente estadounidense en la Universidad de Harvard, cuando ambos estudiaban Derecho.

"A medida que la gente se va olvidando de Bush, disminuye el carisma de Obama", opina José Luis Álvarez, profesor de Esade

En aquella época, Obama presidía la revista de Harvard, era el primer afroamericano que lo conseguía y ya gozaba de una gran popularidad. "Era mayor que la media de estudiantes y ya era un solitario que sabía muy bien comunicar, presentarse y conectar con su interlocutor". Areilza también destaca su capacidad para escribir muy bien (como todo buen abogado que se precie, "porque el éxito de un abogado en Estados Unidos depende de la retórica") y para entender la política. "Ya de joven entendía la política como un intercambio, y eso fue lo que le llevó a ser elegido, con el voto de todos, editor de la revista".

Fortalezas y debilidades

Pero en el liderazgo, entendido como calidad directiva, ocurre algo muy similar. Es el contraste entre las promesas y el grado de cumplimiento de éstas. No cabe duda de que Obama, apunta el presidente de la consultora Eurotalent, Juan Carlos Cubeiro, llegó a la Casa Blanca con un caudal de ilusión. El hecho de que su popularidad haya caído 20 puntos es el reflejo de que, para muchos, esa ilusión no se mantiene un año después. Pero si se aplica al presidente afroamericano un análisis exhaustivo de su programa político y de las decisiones adoptadas, se podría destacar entre sus fortalezas un cambio radical en su política exterior, como la normalización de las relaciones con Rusia y China, el menor embargo a Cuba, la ayuda humanitaria a Haití o la menor tensión con Corea e Irán. Es más, según Cubeiro, su reciente Premio Nobel de la Paz para algunos no ha sido preventivo, sino significativo de una nueva etapa de diálogo. De hecho, asegura el decano José María de Areilza, ha desplegado en tiempo récord una fantástica campaña de relaciones públicas que ha hecho desaparecer una parte del antiamericanismo en los cinco continentes. "Porque a pesar de su inexperiencia en política exterior, cuida mucho las formas, se esfuerza en escuchar y explicarse. Es una persona en constante aprendizaje", afirma.

Por el contrario, entre sus debilidades Cubeiro destaca que prometió abandonar Irak y echar el cerrojo a Guantánamo, "pero no ha conseguido sortear la complejidad legal y sobre todo no sabe qué hacer con la gente que está allí", opina José Luis Álvarez. Afganistán, donde el régimen corrupto es aliado de hecho de los integristas, puede ser su Vietnam particular, prosigue Cubeiro. Pero su talón de Aquiles es la reforma sanitaria, con el dato de que en Estados Unidos hay 45 millones de personas sin cobertura médica. "Esta prioridad dentro de un marco de crisis económica no ha convencido, a pesar de que lo ha justificado diciendo que eso supondría un mayor control del gasto; lo que ha conseguido es asustar a las clases medias", reflexiona Álvarez.

En tierra de nadie

Otra amenaza que pesa sobre Obama es que se encuentra en tierra de nadie. "Ha desconcertado a los seguidores de izquierdas demócratas porque le ven demasiado tradicional pero tampoco demasiado conservador, y cuando tienes el mando de un país como Estados Unidos es difícil gobernar", argumenta el profesor de Esade. Y su preocupación por ser un presidente populista se puede volver en su contra. "No es la solución", dice Cubeiro. "Ahora está presentando esa cara, pero no tengo claro que sea la mejor opción", coincide Álvarez.

La pérdida de liderazgo de Obama en los últimos meses es fruto de su inexperiencia, a pesar de haberse labrado una trayectoria, superando todos los obstáculos posibles en uno de los lugares más sucios y duros donde se ejerce la política, Chicago. "A cambio, creo que tiene una gran capacidad para recuperarse, para volver a ganar la confianza de la gente", dice Areilza. Porque lo que nadie puede poner en duda es que durante los meses de campaña electoral fue capaz de despertar la ilusión en el electorado y, lo más importante, de recuperar la época de Camelot, como fue bautizada la presidencia de John Fitzgerald Kennedy. O la idea de que con la llegada a la Casa Blanca del primer presidente negro se recuperaba la esencia del sueño americano.

"Traspasó fronteras porque la esperanza que generó fue universal", afirma Álvarez, quien también excusa a Obama de algunos malentendidos con la opinión pública. Porque, a pesar de ser un excelente comunicador, algunas de sus decisiones no han sido bien comprendidas entre los ciudadanos. "Por ejemplo, el tema de las ayudas económicas a la banca para evitar el colapso financiero no ha sido bien entendido, se ha pensado que ha ayudado a las entidades financieras y no a los ciudadanos". Lo cierto es que la biografía de Barack Obama está salpicada de interesantes historias, que le caracterizan como un personaje de novela romántica y que hacen que una gran parte del personal se sienta en sintonía con él, como el origen africano de su familia paterna, el carácter que le imprimió su abuela materna, el afán de superación por conseguir que el color de su piel no fuera un obstáculo o su matrimonio con Michelle, que ha sabido conectar muy bien con la opinión pública y en estos momentos supera a su marido en índices de popularidad.

Y esa capacidad para aprender y para superarse es lo que le hará salir del bache. Lo cree así el profesor José Luis Álvarez, que cita como antecedentes los casos de Bill Clinton y Ronald Reagan, a los que en la primera legislatura les fue mal. Ambos lo solventaron de manera distinta. "Clinton lo hizo adoptando como suyo parte del programa republicano y Reagan lo consiguió a base de retórica", resume el profesor de Esade, que define a Barack Obama como un tipo listo, al que a pesar del desgaste sufrido todavía se le sigue percibiendo como presidencial. Tampoco es pesimista José María de Areilza, quien sigue viendo a su antiguo compañero de facultad como un líder con un gran potencial, que entiende la política como un espectáculo y sigue haciendo gala de una gran oratoria, "de hecho, ya se le conoce como el orador en jefe", porque domina la habilidad de contar historias, que son las que crean autoestima en los ciudadanos. Tiene por delante su segundo año de mandato que, en opinión de Areilza, debería estar centrado en plasmar su convicción personal en valores de gobierno, normas generales y en conductas institucionales. Todo ello, si quiere tener opciones para ser reelegido presidente en 2012. Porque lo que está claro es que, con la victoria de Massachusetts, el Partido Republicano empieza a sacar pecho.

La clase política española también debe reflexionar

La falta de liderazgo en la clase política española es un debate que permanece abierto desde hace tiempo, y más ahora con los datos económicos que empeoran cada día que pasa. Para recuperar la ilusión se requieren perfiles emprendedores, novedosos, con fuerza, que supongan un soplo de aire fresco, pero desgraciadamente en España ese perfil más bien escasea. "Es difícil que la política atraiga a este tipo de personas, sobre todo en países como España, Inglaterra o Italia, donde todo lo mueven los partidos políticos, que sólo dan cabida a técnicos administradores, no a emprendedores, a gente con ideas nuevas. El nuevo liderazgo va a salir de India o de China", dice José Luis Álvarez, de Esade.Porque si España sale de la crisis debe reflexionar sobre el camino a tomar; esto significa optar por ser un país innovador o un destino de residencia de viejos. "Es importante saber qué es lo que queremos ser, y lo que cada vez tiene más peso son las ideas. Ahí está el futuro", afirma Álvarez.

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