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Secretos de despacho

Perspectiva en Chartis

Álvaro Mengotti dirige la aseguradora desde un espacio amplio, en el que piensa.

Advierte que su despacho no es el típico lugar de trabajo de un consejero delegado o un presidente. "Yo soy una persona ordenada, de los que saben dónde tienen las cosas", dice Álvaro Mengotti, presidente de la aseguradora Chartis (antigua AIG), sentado al frente de una mesa redonda donde recibe a todas sus visitas. La compañía instaló su cuartel general en una de las torres KIO, en Madrid, en septiembre de 2007. "Busqué una oficina funcional, pero representativa de la imagen de seriedad que queremos transmitir a nuestros clientes". Madrileño, de 49 años, se hizo cargo de la aseguradora en 2004, "primero conseguí resultados y luego me ascendieron". Desde su despacho controla parte de la ciudad, dice que ha ganado en perspectiva, "me ha mejorado la calidad de vida porque disfruto de espacios abiertos que me hacen pensar y abrir mi mente".

La vida profesional de Mengotti está ligada al concepto de estrategia, "llevo la compañía en la cabeza y todo el mundo debería hacerlo porque es la manera de implicarse a fondo en los proyectos". Cree que los españoles, en ese sentido, son profesionales con bastante capacidad para entregarse a las empresas "como si fueran sus propios negocios". Dice que es un ejecutivo que pone mucha pasión a lo que hace, pero que las decisiones siempre las toma con la cabeza. "Con esta actitud, no me he aburrido nunca, siempre me he divertido con lo que he hecho, porque si no te sientes parte de un proyecto, no disfrutas con lo que haces, te acabas convirtiendo en un burócrata". Fiel a ese orden y ese rigor del que hace gala, asegura que cada día realiza una lista con todos los temas que tiene entre manos. "Por la mañana me dedico a vender, por la tarde atiendo al equipo y por la noche, pienso".

Álvaro Mengotti ha aprendido a vivir con la crisis, "además, le puedes encontrar hasta cosas positivas, porque la puedes aprovechar como sentido de la superación y de la trascendencia y puedes sacar lo mejor de uno mismo". Si algo parece este ejecutivo es sincero, sobre todo cuando afirma que siempre ha deseado tener un puesto directivo y que se lo ha tomado como un oficio.

Para afrontar el difícil momento que está viviendo el mundo empresarial, asegura que AIG ha sido el último dique del sistema financiero; lo primero que hizo fue dibujar un pequeño mapa donde estaban concentrados los riesgos: los clientes y el equipo. Los primeros nos apoyaban y a los segundos los teníamos comprometidos, "así que con esa base podíamos trabajar mejor". Y cuando suceden este tipo de cosas, siempre recuerda un consejo que le dio su madre el día que se fue de casa: "Me dijo: 'Hijo, procura ir siempre por la carretera principal". Y así lo está haciendo.

Para Mengotti, uno de los pilares de su manera de entender la gestión se basa en la comunicación, "es importante porque en un mundo global, donde fluye la información con enorme rapidez, no se puede mantener la teoría del avestruz, no podemos caer en el abandono". Sabe que forma de parte de un grupo que atraviesa un momento delicado, a pesar de que el sector asegurador es "contracíclico porque tiene más demanda, ya que ayuda a la prevención de incidencias". La situación económica en España le preocupa, sobre todo porque a nivel internacional los indicadores están mejorando. "Nosotros acompañamos a las empresas españolas en su aventura y en el exterior y vemos que hay un retraimiento, además de que la asignatura pendiente de las pequeñas y medianas empresas es la internacionalización".

Álvaro Mengotti, licenciado en Derecho, ha cumplido un cuarto de siglo en el sector de seguros y confiesa que está en una etapa de madurez profesional. Trabajó durante cinco años para Lloyd's en Londres, lo que le dio perspectiva internacional y una manera más amplia de abordar cualquier asunto. Los últimos tres lustros ha estado involucrado en proyectos de multinacionales de seguros. Entre sus objetivos profesionales está pilotar la compra de una compañía. "Me encantaría vivir ese proceso, que nos proporcionaría tamaño y presencia más definitiva". En 1954, AIG se instaló en España y desde entonces el crecimiento de la compañía ha sido simplemente orgánico.

Un mapa antiguo de América

Su lugar de trabajo reúne una serie de elementos que dicen mucho de este ejecutivo. Un pared la preside un cuadro con un mapa de América. "Lo tuve en mi primer despacho y desde entonces ha estado conmigo". Cuando cerró la compañía en la que trabajaba se lo regalaron. "Me inspira mucho porque me hace pensar que puedo estar en ese continente y recreo historias vividas entre esa zona y España porque hemos hecho la travesía de las Indias".Asegura que si algo echa de menos en Madrid es el mar, ya que su infancia y sus orígenes están vinculados al País Vasco. Es por ello que posee una colección de cuadros con un tema en común: el agua. También tiene fotografías de sus cuatro hijos en los Hamptons, la exclusiva zona donde veranean los neoyorquinos.Confiesa ser un hombre muy familiar y tener a los suyos muy cerca. La vocación frustrada de Álvaro Mengotti es ser escritor, por ello escribe.Le gusta estar en contacto con la naturaleza y la caza deportiva. Cree que concilia bastante bien su vida profesional con la personal. Fiel a su estilo organizado, destina dos días a comer con clientes y otros dos a ir al gimnasio.

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