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Opinión

Inversiones a gran escala con potencial de crecimiento

Las infraestructuras son un área con potencial de expansión, pero van más allá de las inversiones tradicionales en los mercados emergentes. Como sector es menos vulnerable a la recesión, mientras que al mismo tiempo ofrece exposición a un crecimiento a largo plazo, nuevas fuentes de rentabilidad y, potencialmente, a los beneficios que entraña su baja correlación con otras clases de activos. Las infraestructuras están en crecimiento y aportan diversificación a activos tradicionales como la Bolsa y los bonos. Además, se las considera uno de los principales argumentos de inversión de la próxima década. Representan las necesidades de la vida: instalaciones sin las que ningún país moderno puede funcionar. Carreteras, agua y alcantarillado, centrales energéticas, ferrocarril, puertos y aeropuertos, vivienda, escuelas... Todas son cruciales para la producción de bienes de equipo y de consumo y para el desarrollo eficiente y continuado de un país. Existen ejemplos de primer orden de lo que se puede hacer, como el aeropuerto de Pekín. El proyecto se completó en tan solo cinco años, una gran diferencia si lo comparamos con los veinte años que se tardó en construir la Terminal 5 del aeródromo de Heathrow en Londres.

Generalmente, las infraestructuras son inversiones a gran escala, con altos costes iniciales. Las empresas que operan en este campo suelen ser aquellas con una cuota de mercado significativa. Como consecuencia, estas inversiones tienden a ofrecer un flujo estable de rentabilidades en efectivo ajustadas al riesgo y superior al que ofrecen los mercados de valores. Algunas cifras son asombrosas: según Morgan Stanley, en la próxima década se invertirán hasta 22.000 millones de euros en infraestructuras en los mercados emergentes. China e India realizarán la mayor parte de esta inversión, un 43% y un 13%, respectivamente. La Foreign Office británica calcula que China construye dos nuevas centrales energéticas por semana. Durante 2009, cinco de estas nuevas centrales fueron nucleares.

Debido a la escasez de liquidez, las empresas de todo el mundo están posponiendo sus planes de expansión y preparándose para los tiempos difíciles que se aproximan. En el caso de la inversión en infraestructuras, el elemento diferenciador clave es el apoyo estatal: más del 70% de los proyectos de infraestructuras en los mercados emergentes está financiado con dinero público, lo que supone una baja exposición al ciclo empresarial. No hay que olvidar tampoco que, en general, los mercados emergentes son más proclives a mostrarse vulnerables a los factores macroeconómicos, tal y como quedó patente en 2008.

Los inversores no pueden ignorar las fuerzas específicas que los factores macroeconómicos pueden ejercer sobre las empresas de dichos mercados. La inestabilidad política, la volatilidad de las divisas, los precios de las materias primas o las políticas económicas son factores que deben tenerse en cuenta en el proceso de inversión. No obstante, desde SWIP pensamos que, a largo plazo, las infraestructuras ofrecen una atractiva oportunidad de inversión en empresas emergentes y, por ello, creemos que la demanda de inversión en este sector crecerá de manera continua en 2010.

Divya Mathur. Director de inversión en renta variable de mercados emergentes de SWIP

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