Sueldos a la espera de la desinversión
Las retribuciones de los ejecutivos del sector han sufrido un frenazo en el último año. Ahora están ligadas a la venta de las empresas que forman parte de la cartera
Compás de espera. Los mercados financieros siguen paralizados y la economía española sigue sin dar muestras de reactivación. En este contexto, los ejecutivos del mercado del capital riesgo, un sector que funciona gracias a operaciones que requieren una gran ingeniería financiera, han vuelto la vista a las empresas que ya forman parte de su cartera. Ello no supone un cambio radical del perfil de los directores y los profesionales de inversiones de este sector, pero sí les obliga a poner en práctica cualidades diferentes a las que habían mostrado hasta ahora.
Según Juan Carlos Cubeiro, de la empresa de cazatalentos Eurotalent, el mercado de trabajo de private equity tiene dos componentes: aptitud y actitud. Cubeiro opina que el boom de este sector en los últimos años ha atraído a estas firmas a los mejores profesionales del mercado, por lo que su "aptitud" está fuera de duda. Sin embargo, el responsable de Eurotalent explica, respecto a la actitud, que estos ejecutivos deben enfrentarse además a cuatro dilemas. El primero de ellos es la arrogancia frente a la humildad. "Tradicionalmente los gestores de capital riesgo han tenido una imagen de arrogantes -eran los que poseían el capital-, pero en el mundo de hoy hay que tener una actitud más abierta a las dificultades", cuenta Cubeiro.
El segundo dilema que estos profesionales deben resolver positivamente es el de nerviosismo frente a la serenidad. Son ejecutivos que se hallan sometidos a decisiones estratégicas que deben tomarse rápidamente. La tercera cualidad es la empatía y la cuarta es la orientación a resultados.
"Los fondos atrajeron a los mejores profesionales del mercado durante los años del boom"
Son características que, en definitiva, ayudarán a los directivos a mejorar ciertos aspectos de su gestión en las participadas que tienen a su cargo yendo más allá del balance de resultados. Este viraje, sin embargo, no ha producido cambios en las necesidades de contratación de los fondos de private equity. "De momento, estamos en la fase del discurso", afirma Cubeiro, para quien la evaluación de las actividades se sigue rigiendo por herramientas cortoplacistas. Ello supone que "el liderazgo, el clima empresarial y la satisfacción del cliente son todavía mediciones poco habituales".
Algunos analistas consideran que la entrada de estas consideraciones en el ámbito del capital riesgo adelantan la tendencias de futuro.
En este sentido, el socio de la boutique de banca de inversión Livingstone Partners, Neil Collen, vaticina que en el futuro "vamos a ver una concentración en el sector donde sobrevivirán los gestores y las personas con preparación, visión, experiencia y olfato". Indica además que los fondos optarán en los próximos años por contratar "gente con experiencia en empresas industriales con conocimiento de sectores y empatía con los empresarios, que buscan, más que dinero, un aliado para potenciar la empresa".
Collen incide en que hay aspectos del currículum vitae que un técnico de selección no puede pasar por alto en relación con el capital riesgo, como los idiomas. El gestor ideal habla inglés por dos razones: la primera es que "en la captación de dinero, muchas veces, las inversores vienen de fuera" y la segunda es que "en la salida de sus participadas, es muy probable que aparezcan inversores internacionales interesados".
Otros expertos consideran que las nuevas exigencias del mercado no afectan al perfil del directivo de private equity. "El sector no condiciona la formación de estos profesionales", afirma Mónica Pérez, socia directora de la empresa de recursos humanos Best Talent. "Estos profesionales son financieros. Ellos no se implican en la gestión del día a día", subraya. Según Pérez, el entorno obliga a los gestores a ocuparse de tareas a las que antes no prestaban tanta atención, como renegociaciones de deuda o los planes de viabilidad, "pero la aplicación de todo eso le corresponde al comité de dirección".
Por otra parte, el mercado sí está condicionando la forma en que los profesionales del sector obtienen sus retribuciones. Mónica Pérez revela que la retribución de los profesionales se mueve en bandas salariales altas, debido a la importancia de las inversiones que manejan, y oscila entre los 80.000 euros brutos al año que puede cobrar un analista de inversiones y los 250.000 euros brutos al año que pueden cobrar los directores de inversiones. No obstante, en 2009 no se han producido las subidas salariales de otros años. Las carreras profesionales se han frenado y está cobrando mayor importancia el carried interest o carry, es decir, la remuneración diferida que se realiza cuando se vende la empresa participada.
Las previsiones económicas apuntan a que 2010 será un año de transición en la economía española. Sin embargo, el director ejecutivo de Banca de la consultora de recursos humanos Michael Page, Luis Miguel Fuentes, apunta que el mercado de trabajo es un buen indicador de la actividad en un determinado segmento. Así, asegura que "el sector financiero empieza a despertar y la banca de inversión ha comenzado a analizar operaciones desde el inicio de año".
Resalta que éste es un momento en el que se pueden plantear muchas inversiones, ya que el mercado está bajista y al capital riesgo le puede interesar invertir a precios bajos. Considera que estas futuras operaciones pueden ayudar a la creación de empleo, ya que la entrada de un fondo en el accionariado requiere la ampliación de equipos. "El objetivo es entrar en una empresa y hacerla crecer", asegura.
La elevada cifra de despidos que se ha producido en firmas como JP Morgan, UBS, Goldman Sachs o Citi ha puesto en el paro a muchos profesionales con una gran experiencia a sus espaldas, "pero no va a haber una demanda excesiva, porque son equipos que ya están consolidados". A pesar de ello, se prevén pocos cambios a corto plazo. "Antes había demanda de perfiles muy buenos y no había profesionales para cubrir toda la demanda". Ello sucede porque una parte importante de la cantera del capital riesgo procede del propio fondo. æpermil;ste es el caso de Confivendis, que apuesta por promover el talento y la carrera profesional dentro de la propia compañía, ya que los profesionales reciben formación en tres vertientes una vez que se incorporan a la empresa: autoformación, enseñanzas impartidas por los socios del fondo y cursos externos.
Un retrato robot de los gestores
El perfil de los profesionales que rigen los destinos de los fondos de capital riesgo se consolidó durante los años de bonanza del sector.Según los expertos en recursos humanos, estos directivos poseen la licenciatura de Administración y Dirección de Empresas o tienen la licenciatura en Economía. Es indispensable que hayan completado estos estudios con un MBA en las principales escuelas de negocios de España (IESE, Esade e Instituto de Empresa) o en una universidad de renombre en el extranjero como, por ejemplo, Harvard o Warton.Respecto a los idiomas, el modelo de ejecutivo en el sector del capital riesgo habla inglés de forma fluida y, en ocasiones, otros idiomas que le facilitan su labor cuando tiene que gestionar las actividades de la firma en otros países.El prototipo del ejecutivo de capital riesgo tiene experiencia en el extranjero, aunque éste no es un requisito sine qua non para realizar su labor.Los antecedentes de los gestores de los fondos están vinculados a la banca de inversión, a la consultoría estratégica o a grandes compañías de diferentes sectores económicos, que cuentan con departamentos de estrategia. Por el contrario, la experiencia de los profesionales que se hacen cargo de la gestión de las participadas está relacionada con el sector, en concreto en el que desarrolla su actividad dicha compañía.
Las cifras
5,35% se ha reducido la compensación total de los directores de inversión en 2009 respecto al año anterior.65% de los ejecutivos de inversiones percibe 'carried interest', una vez que se ha realizado la venta de la inversión.16,7% fue el incremento en el último año de la retribución variable de los analistas de inversión.