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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los precios de la vivienda se resisten a bajar

El metro cuadrado de vivienda libre se pagó de media en el cuarto trimestre del ejercicio pasado a 1.892 euros, un 6,3% menos que un año antes y 0,6% menos que en el trimestre precedente. El Ministerio de Vivienda apunta también que las bajadas han sido mayores en las zonas costeras y en las regiones con stock muy alto, algo no carente de lógica. Más peculiar resulta el comportamiento de la VPO, cuyo precio ha descendido en el conjunto del año un ligero 0,6%, e incluso ha remontado si se considera de manera estanca el cuarto trimestre.

La estadística oficial determina caídas menores frente a otras fuentes de medición. Esto provoca una polémica, a todas luces estéril, sobre el comportamiento real que están manteniendo los vendedores de viviendas. Puede que las cifras varíen, pero marcan la misma tendencia. Se puede concluir que los precios han disminuido este año entre el 6% y el 10%. Y, además, que se está reduciendo el ritmo de las rebajas, lo que se compagina con la leve reactivación en las ventas que se empieza a detectar, según información publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los promotores ponen el grito en el cielo cuando algún experto señala que los precios no han tocado fondo. Piensan que así se invita a aplazar la compra a quien está valorando adquirir una casa. Por eso, la directora general de Arquitectura y Política de Vivienda, Anunciación Romero, que explicó el viernes la estadística del ministerio, eludió la polémica sobre si los precios seguirán cayendo. Puede que sea lo políticamente correcto, pero nada más. Porque el consenso es que continuarán a la baja. Y no sólo por la opinión de los analistas, sino también de los consumidores, que son los que en definitiva establecerán el límite.

Los vendedores de viviendas tendrán probablemente que mostrarse más agresivos en el recorte de los precios si quieren dar salida a sus stocks. Porque una rebaja del 10% entre 2008 y 2009 -equivalente al incremento dado sólo en 2006- es poco congruente, por hacer la historia breve, con las subidas del 10,4% en 2005, del 16,7% en 2004 y del 13% en 2003. Se entiende que las expectativas sean de mayores rebajas.

Es comprensible, sin embargo, la resistencia de unas inmobiliarias fuertemente apalancadas, con promociones financiadas a base de créditos; una costumbre menos habitual en otros sectores, donde se requiere un mínimo de capital para actuar. Esta crisis debe contribuir a cambiar esa peligrosa costumbre, para reducir el elevadísimo apalancamiento de la mayoría de los promotores, pero también de los compradores, algo que ha colaborado a aumentar la debilidad general de un negocio que sirvió de motor al boom de la economía española.

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