EE UU da el primer paso firme hacia la reforma sanitaria
La Cámara de Representantes dio el sábado el paso más importante para modificar la situación sanitaria en EE UU desde la época de Lyndon Johnson, en los años sesenta. Tras una ajustada votación, con 220 votos a favor y 215 en contra, la mayoría demócrata aprobó en pleno un proyecto de reforma que permitirá al país avanzar hacia un sistema de cobertura casi universal con un coste para el Estado de 1,1 billones de dólares (unos 742.000 millones de euros) en los próximos 10 años.
Con ser un paso histórico -en la legislatura de Bill Clinton la siempre controvertida reforma de la Sanidad nunca llegó a votarse en pleno-, para que el proyecto llegue a ser ley debe ser votado por el Senado y luego se han de conciliar los textos legales de ambas cámaras. El líder del Senado, Harry Reid, ni siquiera tiene fecha para convocar al pleno.
Barack Obama, se desplazó al Congreso para dar un último empuje a un proyecto que ha calificado de histórico. El texto obliga a la mayoría de los americanos a tener un seguro médico o pagar una multa. Las empresas, que hasta ahora proporcionaban este seguro a sus trabajadores (privado a falta de uno público) pero cada vez lo hacen menos o lo abaratan, tendrán obligación de hacerlo o serán multadas.
A las aseguradoras se les prohibe impedir la cobertura de personas enfermas o negarla cuando lo estén. Para rebajar los precios de las pólizas, se va a crear un mercado nacional de seguros, como si fuera una Bolsa, y un programa público que va a negociar precios con hospitales, doctores y farmacéuticas. Además se expandirá el alcance del Medicaid (sanidad para pobres).
Para pagar el coste de la reforma se subirán los impuestos a las rentas más altas (ingresos individuales de más de medio millón al año) y se reducirán los pagos hechos por el Medicare (la medicina gestionada por el Gobierno para los mayores de 65 años).
El 'No' republicano
La aprobación contó con un voto republicano y 36 demócratas votaron en contra. Para ganar adhesiones se limitó el uso de fondos para el aborto. En un país con 37 millones de personas sin cobertura, los republicanos ven en la ley un "asalto a la sanidad por parte del Estado".