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A Fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una novedosa vía aún sin explotar

Una novedosa vía aún sin explotar
Una novedosa vía aún sin explotar

No son la panacea para paliar los actuales problemas por los que atraviesa el sistema financiero español, en especial las cajas, pero ayudan, y eso ahora no es poco. Esto es al menos lo que opinan las entidades de ahorro, las cooperativas de crédito e, incluso, el Banco de España y algunas comunidades autonómicas sobre la creación de los sistemas institucionales de protección (SIP), conocidos coloquialmente como fusiones virtuales.

El miércoles pasado dos cajas de ahorro, Caja Navarra (CAN) y CajaCanarias anunciaron a bombo y platillo -aunque sin rueda de prensa porque los responsables de ambas instituciones estaban en Madrid resolviendo los innumerables flecos pendientes- la integración de una gran parte de sus negocios a través de esta fórmula, la creación de un SIP. El objetivo de la operación es mejorar la competitividad, la eficiencia y, sobre todo, reforzar la solvencia y la liquidez, algo fundamental en estos tiempos.

Estas fusiones virtuales eliminan uno de los principales, y por ahora insalvables, escollos que ha hecho imposible realizar una fusión total interregional de cajas: los políticos.

A través de un SIP "se mantiene la personalidad jurídica y los órganos de gobierno de cada caja y el compromiso con sus territorios. Contempla la integración operativa de servicios comunes, tecnología y marca, con redes comerciales complementarias, y el desarrollo unificado de negocios", aseguran CAN y CajaCanarias. La puesta en marcha de un SIP se instrumenta a través de la creación una sociedad de la que cuelgan las entidades financieras constituyentes de la nueva firma, o alguno de sus negocios. "Es un paraguas en el que cabe de todo. Es como un cajón de sastre. Puede ser un todo o puede ser nada, papel mojado. Depende del contenido que se le dé a la sociedad", aseguran fuentes financieras conocedoras de estos proyectos. Y eso parece a tenor de la normativa existente relativa a los SIP -Directiva de Solvencia 2006/48, recogida en España a través del Real Decreto 216 de 2008 y Circular 3/2008.

Esta normativa no explicita el contenido de estas sociedades. Sólo prevé que se realice por medio de una acuerdo contractual o de un régimen legal de asignación de responsabilidades, que incluya, proteja y garantice su liquidez y solvencia cuando resulte necesario, a fin de evitar una situación concursal. También se señala que un SIP debe estar integrado por "una amplia participación de entidades de crédito con perfil de negocio predominantemente homogéneo".

En la actualidad hay varias cajas explorando esta vía para reforzar su solvencia y liquidez. Una fórmula que llevan estudiando un año dos grupos de cooperativas de crédito, y no sólo con el beneplácito del Banco de España, sino con una casi imperativa recomendación de poner en marcha este instrumento para acudir a los mercados de capitales de forma conjunta y así mejorar su liquidez y solvencia. Además de contar con una política de riesgos común, entre otras cosas.

Ahora el supervisor también está animando a las cajas de ahorros, sobre todo a las uniprovinciales, a crear SIP con sus homólogas ante la imposibilidad de llegar más lejos a través de una fusión. Aunque reconoce que esta vía sólo sirve para entidades sanas y para alianzas interregionales, ya que en una misma comunidad autonómica lo mejor es una fusión total. Esta vía impide acudir al fondo de rescate bancario, algo que también tiene en cuenta el Banco de España, que, pese a pedir una reestructuración del sector financiero, pretende, como ha dicho en varias ocasiones Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que ésta sea lo menos costosa para el contribuyente.

Las ventajas de un SIP es que centraliza las políticas financieras, de solvencia y riesgos de entidades de tamaño mediano y pequeño que tienen complicado acudir a los mercados de capitales, sobre todo internacionales.

Entre sus inconvenientes es que aún no existe ningún SIP en marcha y no se saben sus resultados. Otro escollo es que tampoco hay una definición de las características de la sociedad que se debe poner en marcha -banco, financiera, etc.- lo que crea cierta inseguridad jurídica. En el caso de las cajas, alguno de los detractores de este sistema considera que si no se define la sociedad, ésta podría salir a Bolsa, lo que desnaturalizaría a las cajas.

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