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Cumbre del G-20

España presiona para evitar que la dejen fuera de la reforma del FMI

España presiona en la Cumbre del G-20, que concluye hoy, para evitar que la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) aumente sólo el voto de los países en desarrollo y no refuerce también la representación española.

En la reunión, naciones como Brasil, China e India están haciendo valer su nuevo peso en la economía mundial y su salida rápida de la crisis para que la redistribución del poder en el FMI beneficie únicamente a los países emergentes, es decir, a ellos en especial.

España, en cambio, está a favor de que los países que ahora están sobre-representados en el Fondo traspasen peso a los infra-representados, sin importar si los beneficiados son países en desarrollo o avanzados, según dijo a Efe una fuente de la delegación, que pidió no ser identificada.

"Lo que no aceptamos es que ese peso sólo lo puedan ganar países en desarrollo infra-representados", afirmó el funcionario, que reveló que España cuenta con el respaldo del resto de Europa en su demanda.

En el último borrador de la declaración final, al que tuvo hoy acceso Efe, el G-20 dice respaldar la transferencia de "al menos un 5% del voto" de los países con una representación excesiva "a los mercados emergentes dinámicos y a países en desarrollo" para enero de 2011.

Esta declaración dejaría fuera a España, que se había planteado el aumento de su poder en el FMI como uno de sus objetivos de cara a la cumbre.

Por ello, presiona in extremis para que se cambie el lenguaje del comunicado y que se abogue por un incremento del voto simplemente de las naciones "dinámicas", según revelaron a Efe otras fuentes de dos Gobiernos, que pidieron no ser identificadas.

España contaba en 2008 con un Producto Interno Bruto (PIB) de 1,6 billones de dólares, a precios de mercado, lo que equivale al 2,6% de la economía mundial. En cambio, su poder de voto en el FMI no llega al 1,4%.

Esa disparidad se debe a que España ha crecido a un ritmo mayor que la media mundial tras su integración al organismo en 1956, mientras que su representación en el FMI apenas se ha ajustado para reflejar ese avance.

En cambio, países europeos pequeños como Bélgica y Suiza están sobre-representados, dado que la fórmula que crearon los vencedores de la Segunda Guerra Mundial para dividirse el poder en el Fondo da un peso especial a la apertura económica, y son por ello los que más tienen que perder con la reforma.

Brasil, China, India y Rusia han reclamado una transferencia del 7% del voto, mientras que Estados Unidos había propuesto limitarla a un 5 por ciento, la idea que ha ganado fuerza en la cumbre.

Washington no perdería poder con la reforma, puesto que en realidad también está infra-representado: su Producto Interno Bruto (PIB) a precios de mercado superaba en el 2008 el 23% de la economía mundial y su poder de voto en el FMI ronda tan sólo el 17%.

Ese porcentaje le da, sin embargo, el derecho de veto de las decisiones más importantes, que requieren una mayoría del 85 por ciento.

En este contexto, Washington se ha erigido como el principal aliado de los países emergentes grandes para darles más poder en los organismos económicos mundiales.

Su decisión de potenciar el G-20, en detrimento del G-8, anunciada hoy, también es una forma de reconocer su nuevo peso en el mundo.

El Gobierno del presidente Barack Obama presiona a Europa para que ceda poder en el FMI no sólo en términos de voto, sino de su representación en el Consejo Ejecutivo, que es el órgano que toma las directivas del día a día.

Actualmente los países de la Unión Europea designan o tienen gran influencia en el nombramiento de los ocupantes de 10 de las 24 sillas y Estados Unidos ha pedido en la cumbre del G-20 que renuncien a algunas de ellas.

Sin embargo, en ese punto Europa por ahora no ha dado su brazo a torcer y el borrador del comunicado incluye sólo una afirmación vaga de que el debate sobre la reforma del FMI también abordará "el tamaño y la composición" del Consejo Ejecutivo.

España actualmente comparte una silla en ese órgano con México y otros países latinoamericanos más pequeños. La transferencia del 5% del voto sería la reforma más profunda del FMI desde su fundación y podría llevar a que China gane más poder que Francia y Reino Unido.

España puja por no quedarse de lado en un organismo al que la crisis ha traído recursos adicionales de 500.000 millones de dólares y papel central en la redefinición del sistema financiero mundial.

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