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Informe

El FMI acusa a los bancos centrales de ignorar las señales previas a la crisis

Pide que sus objetivos vayan más allá del control de la inflación El Fondo Monetario Internacional acusó ayer en un informe a los bancos centrales de ignorar los indicadores de una posible crisis inmobiliaria en los años previos a la recesión.

Las políticas monetarias no fueron el detonante de la mayor crisis global en siete décadas, pero los bancos centrales ignoraron numerosas señales que advertían de la creación de una burbuja inmobiliaria. El Fondo Monetario Internacional publicó ayer un informe en el que analiza con inusual dureza el papel de las autoridades monetarias en los años previos a la recesión global: si bien cumplieron con su papel de controlar la inflación, no tomaron en cuenta la evolución del crédito, los déficits por cuenta corriente o los precios de la vivienda, "que típicamente se incrementan antes de las explosiones de burbujas de precios".

En el caso de España se cumplieron todas las premisas: el crédito creció a niveles superiores al 20% interanual, el déficit por cuenta corriente llegó a alcanzar el 10% del producto interior bruto y el precio real de la vivienda aumentó un 70% entre 2001 y 2006 (el mayor avance entre los países desarrollados).

El organismo dirigido por Dominique Strauss-Khan exculpa en parte a los bancos centrales, al señalar que las autoridades políticas habrían errado a la hora de definir las competencias y mandatos que se les atribuyen. Así, sostiene que los tipos de interés, la herramienta básica de los bancos centrales, deberían tomar en cuenta los riesgos de burbujas además del control de los precios: "Endurecer las condiciones monetarias antes y más vigorosamente ayudaría a prevenir excesos peligrosos, incluso cuando la inflación aparenta estar bajo control". Uno de los mitos caídos de la llamada Gran Recesión es Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, hoy denostado por la política expansiva que introdujo para superar la crisis de las puntocom. Muchos analistas ven en la agresiva bajada de tipos a partir de 2001 el germen de la burbuja inmobiliaria que, desde EE UU, lanzó la crisis financiera global.

Más información
Informe de perspectivas del Fondo Monetario Internacional de octubre de 2009

El Fondo asegura además que "la introducción de instrumentos flexibles diseñados para moderar los ciclos de los mercados de crédito podrían ayudar a la política monetaria". Entre esos instrumentos, el FMI propone un sistema de "provisiones dinámicas" o de requerimientos de reservas similar a los que ya exige el Banco de España y que han permitido al sector financiero del país ser más resistente a la crisis.

"Expectativas realistas"

El informe del FMI deja claro que el mandato de los bancos centrales debería extenderse para incluir los riesgos sobre la estabilidad financiera. Un recado dirigido a los gobiernos mundiales en vísperas de la reunión del G-20 de Pittsburgh, que este fin de semana abordará de nuevo la reforma del sistema financiero global. Eso sí: el FMI llama al realismo, al reconocer que "es inherentemente difícil distinguir entre movimientos sostenibles y no sostenibles de precios de activos". Vistos los resultados, los registrados hasta 2007 no lo fueron.

Pérdida de PIB cercana al 10% siete años después del estallido

El FMI publicó ayer otro avance de su informe económico semestral en el que analiza el impacto de las crisis financieras sobre el producto interior bruto a medio plazo. Del análisis de 88 crisis bancarias en las últimas cuatro décadas, el organismo deduce que, siete años después de su inicio, el PIB se mantiene un 10% por debajo del nivel original. La parte "positiva" del análisis es que las crisis bancarias, por lo general, no recortan de forma permanente el nivel de producción a largo plazo.El informe resalta que el citado 10% de caída es el valor medio de los casos analizados, cuyo impacto varía sustancialmente en función de las condiciones de origen y de los estímulos aplicados. Así, "altos niveles de inversión previos a la crisis suelen indicar mayores pérdidas de producción a medio plazo". Una frase que describe la situación de España, donde el dinamismo inmobiliario llevó la inversión al entorno del 30% del PIB en los años previos a la recesión.Eso sí: el FMI sostiene que la pérdida de actividad no es inevitable. Según el informe, los países que aplicaron estímulos macroeconómicos en el corto plazo tuvieron, por lo general, menores deterioros en la producción a largo. En este caso, España sí habría hecho los deberes, pero no en el último punto sugerido por el Fondo: las reformas estructurales suelen estar asociadas a mejores reacciones frente a la crisis.

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