La banca necesita otro salvavidas
Los directores de los bancos de inversiones que aguantan abucheos en la calle deberían al menos recibir agradecimientos de puertas adentro. Han soportado la carga del aumento de provisiones servido por sus hermanos de la banca comercial en el segundo trimestre. Es un contundente giro sobre el año pasado, siendo ejemplo de ello los resultados de BNP Paribas (BNPP), Société Générale y Unicredit.
Los bancos franceses e italianos han seguido un guión parecido a los estadounidenses y británicos. Los beneficios netos de Unicredit cayeron un 74% en el segundo trimestre mientras se cuadruplicaban las provisiones respecto a 2008. Los recortes de costes ayudaron a no tocar fondo, pero la verdadera ayuda vino de la banca de inversión, que osciló de las pérdidas a unos beneficios operativos de 1.200 millones de euros.
En BNPP y SocGen pasó tres cuartos de lo mismo. Mientras que los ingresos de BNPP derivados de la deuda y las commodities cayeron en un 33% respecto a los tres primeros meses del año, el excepcional primer trimestre mejoró los resultados de todo 2007 y consiguieron compensar el aumento de previsiones en el grupo. Asimismo, la tasa de préstamos en mora o cerca de ella continuó su rápido ritmo de crecimiento en SocGen, alcanzando el 4,2%.
La combinación de banca comercial y de inversiones siempre se ha considerado una manera de optimizar la venta cruzada y de aprovechar los beneficios del modelo bancario del crea-y-distribuye. Los prestamistas pueden ahora señalar también a la diversificación como otra razón para rechazar cualquier tipo de retorno a la segregación de la banca tipo Glass-Steagall.
Los bancos deberían aprovechar los beneficios mientras duren. No se espera que los bancos centrales corten ahora el grifo del dinero, lo que no significa que la bonanza sea sostenible. La competencia debería socavar los beneficios a medida que se recuperen los bancos de inversiones. Se está relajando la oferta de bonos corporativos de calidad, como también lo está haciendo el gap del rendimiento de los Treasuries de EE UU.
Las fuerzas que se esconden tras las pérdidas de préstamos parecen más duraderas. El desempleo y la quiebra de pequeños negocios continúan aumentando en Europa Occidental, mientras que en la Oriental hay que añadir las devaluaciones.
La barra a la que se están agarrando los bancos comerciales no estará ahí para siempre. Necesitan ir buscándose otro salvavidas.
Jeffrey Goldfarb