La gran escapada
BBVA y Santander continúan exhibiendo una capacidad al estilo Houdini para escapar de la recesión tanto en casa como fuera. Los dos mayores bancos españoles suman un beneficio neto conjunto de 7.300 millones de euros en el primer semestre del año, sólo un 4,5% menos que el año pasado, tras excluir las ganancias extraordinarias por ventas de activos.
El fuerte rendimiento es en parte gracias a unos acusados altos ingresos netos por intereses asistidos por una financiación al por mayor barata. Esto no durará para siempre, pero debería apuntalar los ingresos netos para el resto del año. Mientras tanto, ambos bancos consiguen más recortes de costes -especialmente BBVA, cuyo ratio de coste por ingreso cayó a 39,4% desde el 43,2% un año antes-.
La exposición a los mercados emergentes ha ayudado también. Para BBVA, su negocio en México lo hizo mejor de lo que se temía dada la práctica paralización del país como respuesta a la gripe A. El ritmo de las provisiones por pérdidas de préstamos se ha ralentizado por segundo trimestre consecutivo. Y Santander tuvo una aceptable actuación de sus operaciones en América Latina, cuyos beneficios netos cayeron sólo un 4% hasta 1.800 millones de euros. Estuvieron impulsados por un fuerte rendimiento en Brasil, que pinta bien para la debatida separación de sus operaciones allí. De vuelta en Europa, las operaciones de Santander en Reino Unido también supusieron otro rendimiento estelar.
Ambos bancos están sufriendo el aumento de los préstamos de mala calidad en sus negocios domésticos. La mora se duplicó respecto a hace un año, hasta el 2.8%. El banco realizó un 60% más de provisiones por préstamos dudosos que lo que hizo hace un año, aunque el total fue sólo un 7% más respecto al trimestre anterior. Como otros bancos españoles, Santander y BBVA han estado ocupados en reestructurar préstamos y comprar bienes inmuebles en el intercambio de deuda por activos para mantener el número de créditos dudosos bajo. El verdadero estado de la calidad crediticia sigue siendo una cuestión un tanto delicada para los inversores.
Además, se hace más seguro asumir que los gigantes bancarios españoles tienen lo que hace falta para tratar con peores condiciones en casa. Ambos han tenido éxito al fortalecer sus ratios de capital mientras incrementaban las provisiones. Incluso con una economía española en extrema dificultad, es más difícil establecer un escenario pesimista para ambos bancos.
Por Fiona Maharg-Bravo