De la UCI a la medicina preventiva
Nuño Rodrigo - 02/07/2009
Así como los médicos de urgencias se centran en salvar la vida del paciente, otros profesionales de la medicina se ocupan de su salud a más largo plazo. Esto mismo es aplicable al sistema financiero, ahora en cuidados intensivos: mientras las autoridades trabajan para resolver la crisis, se afanan también en construir un sistema financiero más estable que reduzca tanto la probabilidad de una nueva crisis como la severidad de sus eventuales daños". El informe anual del BIS -Banco Internacional de Pagos- explica con lenguaje de parvulario algo que no debería necesitar explicación.
Pero probablemente sí haga falta esta labor de Perogrullo, pues a medida que se diluye el pánico al fin del mundo que marcó el último trimestre de 2008 y el primero de 2009, se cierra también la etapa en la que el ser humano aprende lecciones. La subida de los mercados y la menor tensión financiera dan una pátina de normalidad a la situación. Pero, a no ser que se emprendan reformas en profundidad, el sistema financiero que resulte de la tormenta de 2008 puede acabar siendo peor que el que había antes, al haber menos entidades y que, por tamaño tal, no pueden quebrar. Es decir, un oligopolio privado con respaldo público.
No es un futuro alentador, desde luego, y en caso de concretarse los riesgos de un crac mayor a medio plazo serían inasumibles. Según el BIS, "plantean un reto significativo las instituciones que son demasiado grandes como para dejarlas quebrar, es decir, aquellas que por sí solas crean un riesgo sistémico intolerable por estar muchas otras expuestas a ellas. ... Aunque esta situación puede considerarse como un fenómeno transitorio, las autoridades son conscientes de que la estructura creada es insostenible".
Con el tiempo, la crisis actual y la explosión de la burbuja en 2000 se verán como una sola crisis. Porque sólo hay una cosa peor que un crac financiero, y eso uno que se cierra en falso y que no corrige los vicios y desequilibrios fundamentales.