Jacinto Rey quema expectativas con Parquesol
Un grupo empresarial que se dispone a salir a Bolsa se alimenta en una primera fase de las expectativas creadas durante el periodo previo a su estreno en el parqué. Llegar a la cita con el mundo cotizado con las cuentas bien hechas, sin problemas de liquidez, sin deuda o con deuda refinanciada, con un plan de negocio basado en el crecimiento o con los accionistas haciendo piña por la empresa son algunas de las condiciones básicas que deben rodear a un estreno en Bolsa normal. La misma compañía debe entender que a partir del momento en el que se convierte en cotizada se le va a exigir más transparencia, por lo que cualquier laguna informativa genera desconfianza.
Jacinto Rey trata de sacar a Bolsa estos días Grupo San José. Para ello el empresario gallego pretende fusionar sus negocios -la inmobiliaria Parquesol y los grupos de servicios y construcción Udra y San José- y emplear la cotizada Parquesol como plataforma para sacarlos todos juntos al mercado bajo la denominación de Grupo San José. Se trata de uno de los escasos movimientos corporativos que este año va a vivir la Bolsa española y es loable que en la peor crisis financiera e inmobiliaria que se recuerde en décadas en España un grupo empresarial se revuelva y plante cara a la adversidad. Pero los sucesivos retrasos en el estreno de San José como grupo cotizado provocan dudas razonables sobre si la salida a Bolsa planeada por el grupo obedece al deseo de lograr financiación para seguir creciendo o si, por el contrario, se trata en realidad de la única oportunidad de salvamento de la que dispone para mantener su actividad.
Hace ya más de dos años, en junio de 2007, que Jacinto Rey anunció sus planes de fusionar Parquesol y San José y de que cotizara en Bolsa todo el grupo San José. En diciembre el grupo Lábaro comunicó que compraba el 12% de Parquesol por 107,2 millones de euros para participar en ese proceso de fusión; cuatro meses después Lábaro entraba en concurso de acreedores. El desplome del sector inmobiliario y la crisis financiera pusieron en jaque los planes de Jacinto Rey, más ocupado desde mediados de 2008 en negociar la refinanciación de la deuda de sus empresas que en la salida a Bolsa del grupo. Por si fuera poco el pasado mes de marzo el Banco de España intervenía Caja Castilla La Mancha, accionista de Parquesol con el 13%.
Sin embargo, en abril la compañía lograba arrancar de la banca acreedora un acuerdo de refinanciación de su deuda de 1.300 millones de euros logrando financiación adicional de 220 millones para garantizar el desarrollo de otros proyectos corporativos. Parecía entonces despejado el camino para que San José se convirtiera en grupo cotizado dado que la misma banca acreedora habría tenido en cuenta los planes de Bolsa del grupo a la hora de financiar la aventura de Jacinto Rey. La fecha prevista por la empresa para su estreno en el mercado era el día 29 de junio. Pero el pasado día 24 Parquesol anunciaba en un escueto comunicado que se había retrasado la fusión de San José, Parquesol y Udra.
El grupo no sólo ha fallado al mercado al generar demasiadas expectativas hace demasiado tiempo. También ha fallado a la hora de explicar por qué no se ha producido el estreno en Bolsa en los tiempos estimados. El último retraso, el comunicado la pasada semana, responde, según las fuentes consultadas por este diario, a que la CNMV habría requerido más información a Parquesol sobre la última operación anunciada por la empresa, la venta del 20,25% de la inmobiliaria al empresario argentino Diego Eduardo León, por 50 millones de euros. No es sencillo justificar que hace año y medio Lábaro estuviera dispuesta a pagar más del doble de lo que paga Diego Eduardo León por casi la mitad de lo que el empresario argentino adquiere ahora. Y más cuando Diego Eduardo León es el segundo accionista y vicepresidente de Carlos Casado, el grupo argentino del que Jacinto Rey es primer accionista y presidente.