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Columna
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La madurez de los fondos soberanos

Los fondos soberanos lo están intentando de nuevo. Hace 18 meses, condujeron el rescate de los tambaleantes bancos de inversión de las enormes pérdidas mark-to-marked en los títulos respaldados por activos. Algunos, incluido la Corporación de Inversión del Gobierno de Singapur (GIC), salió severamente chamuscada. Pero la financiación concedida por GIC y la Autoridad Inversora de Kuwait (KIA) de 13.500 millones de dólares a Blackrock para adquirir Barclays Global Investors debe demostrar mucho menos nerviosismo.

Los fondos soberanos perdieron la última vez porque trataron de agarrar un cuchillo cayendo. El valor de la apuesta de 11.000 millones de dólares de GIC en UBS en diciembre de 2007 cayó a 6.000 millones en el siguiente mes de marzo. En realidad esta inversión, también la de KIA en Merrill Lynch y la de ambos fondos en Citigroup, tomó la forma de acciones convertibles, que no se convirtieron en dos años y rindieron un 10% en ese periodo. Pero los fondos todavía cometen un error de bulto al asumir que los bancos estaban infravalorados en lugar de que podrían ir a la quiebra.

La compra del negocio de gestión de patrimonios de Barclays conlleva muy pocos peligros. GIC, KIA y un no identificado fondo chino están colocando 2.800 millones de dólares a cambio de una participación en Blackrock. Una participación en el que será con mucho el mayor gestor de activos del mundo parece una mejor apuesta que una participación dominante en los gigantes de la banca.

El acuerdo parece bueno para Barclays. El presidente ejecutivo del banco, John Varley, y el jefe de Barclays Capital, Bob Diamond, logran sentarse en el consejo de Blackrock. Los 6.600 millones de dólares en dinero en efectivo de los 13.500 millones del precio pondrán la ratio de core capital Tier 1 del banco al 8%, acabando casi con el asunto de la adecuación de capital. Y el precio es generoso -casi 12 veces el Ebitda de BGI en 2008-.

Pero incluso si el precio se considera alto, los fondos soberanos no son necesariamente los perdedores. Es mucho mejor invertir como socios en un negocio con buenas perspectivas que como salvadores de instituciones en colapso. Para esos pacientes inversores, una posición privilegiada en Blackrock podría valer la pena mejor.

Geroge Hay

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