Seúl desdeña el riesgo geopolítico
La última prueba nuclear de Corea del Norte no ha hecho mucho para poner nerviosos a los inversores en la vecina Corea del Sur. Tampoco lo ha hecho la posibilidad de que aumente la tensión política tras el aparente suicidio del ex presidente de Corea del Sur, un activista anticorrupción. La reacción de los inversores a estos tambaleos puede ser bastante flemática.
La verdad es que probablemente ninguno de estos sucesos desbaratará la tentativa de recuperación económica del país. Corea del Sur es la cuarta economía de Asia y un territorio fértil para los brotes verdes. Un estímulo del 5% del PIB en 2009 ayudó a que el crecimiento tornara en positivo en el primer trimestre, mientras que en la mayoría de las otras naciones asiáticas se desviaba a los números rojos. El supervolátil won coreano también parece estabilizarse tras una caída del 33% frente al dólar a finales de 2008.
El crédito pertenece al presidente Lee Myung-Bak, que ha mantenido un rígido control de la economía durante la crisis financiera. Su Gobierno ha garantizado préstamos a pequeños negocios y establecido fondos garantizados por el Estado que comprarán activos para ayudar a la reestructuración de sectores clave como astilleros, automóviles y banca.
Pero el suicidio de Roh Moo-hyung, acosado en medio de una investigación anticorrupción, amenaza con aumentar la temperatura política y debilitar el apoyo a Lee, incluso dentro de su propio partido (Grand National Party). Cuando Roh era partidario de la igualdad social y el incremento de la tributación de los ricos, el tema de Lee era el crecimiento y el progreso industrial, que coloca torpemente frente a un escenario de elevado desempleo y sueldos menguantes.
El fallecimiento de Roh podría erosionar el apoyo público a Lee. De ser así, el presidente se puede encontrar con dificultades para sacar adelante las reformas a largo plazo que necesita Corea -tales como el castigado sector industrial público y el altamente organizado sistema de educación-. No hay mucho que Lee pueda hacer para apaciguar al país, pero apartarse de la aproximación conciliadora de Roh -la Sunshine Policy- probablemente no ayudará.
Los inversores permanecen serenos. El índice de referencia coreano cerró plano el lunes, a pesar de que llegó a caer un 7% en el intradía. Como con los ataques terroristas del año pasado en Bombay, los disturbios en Grecia y la guerra en Georgia, los mercados parecen más interesados en la próxima serie de cifras del PIB. Pero mientras una apariencia de normalidad se puede restaurar rápidamente, los inversores deberían no fiarse de los ignorados riesgos geopolíticos subyacentes.
John Foley