Una obsesión por la reducción de costes en Popular
æscaron;ltimamente nos sorprende, aunque no porque saque un conejo de su chistera, sino más bien al contrario, porque se saca un as de la manga que ya se sabía que lo había guardado con anterioridad.
Popular siempre había defendido la independencia de sus filiales regionales. Pero los tiempos cambian, incluso para este banco que defiende a capa y espada su modelo de banca minorista. La crisis por la que atraviesa la economía española, con influencia directa en la banca (o al revés, que todo puede ser) ha dado un revolcón a todos los principios que hasta hace algo menos de 18 meses podrían considerarse sagrados.
En septiembre del pasado año el grupo que preside Ángel Ron anunció por sorpresa la absorción de sus filiales regionales: Banco de Castilla, Banco de Crédito Balear, Banco de Galicia y Banco de Vasconia.
La excepción fue su mayor filial, el Banco de Andalucía, pero la apuesta por mantenerlo independiente se ha evaporado en apenas ocho meses. El martes, Popular anunció la fusión con la entidad andaluza. La necesidad de reducir costes, reclamada tanto por el Banco de España a todo el sector, ha primado sobre la estrategia de mantener separadas sus subsidiarias. La positiva experiencia obtenida con la absorción de los otros cuatro bancos le ha servido para dar el paso definitivo.
Cuando inició hace ocho meses la absorción de sus filiales, explicó que con esta operación pretendía aumentar la liquidez de sus títulos así como su transparencia, acorde con las prácticas de buen gobierno. Argumentó también que Banco de Andalucía, décimo banco de España, al contar con un mayor número de accionistas y diferentes a los de Popular era mejor mantenerla independiente. Entre los accionistas del Andalucía destaca Unicaja, con el 5,2% de su capital, además de empresarios andaluces, aunque el 80,07% es propiedad de Popular. Ahora el grupo apela a la reducción de costes y a las sinergias que obtendrá con esta absorción para decidirse a fusionar esta filial, aunque también incluye el aumento de la liquidez de los títulos. Para llevar a cabo la operación Popular ampliará su capital un 2,06%, es decir, en 160,5 millones de euros, y obtendrá sinergias de 124 millones.
La fusión implica el pago de una prima del 17,79% a los accionistas del Banco de Andalucía respecto al precio de cierre de la acción del pasado 18 de mayo (6,18 euros por título).
Las nuevas acciones empezarán a cotizar a partir de mediados de agosto.
El principal objetivo del tercer grupo bancario español es llegar a reducir sus costes para que sean negativos, tras crecer casi un 10% el pasado año. "2009 es un ejercicio muy complicado para la banca, pero 2010 lo será más", aseguran dentro de Popular. Por ello, el ahorro de costes se ha vuelto, junto a la solvencia, uno de sus principales retos.
"Las absorciones de las cinco filiales permiten optimizar al máximo la capacidad organizativa y la infraestructura tecnológica de que dispone el grupo", señalan directivos del banco.
Ya en la presentación de resultados del trimestre Roberto Higuera, consejero delegado de Popular, puso especial énfasis en el recorte de gastos, lo que provocará el cierre de 300 oficinas, el 14% del total de su red, en dos años. En este bloque de sucursales, muchas más de las que se preveía cerrar a principios de ejercicio, ya se incluyen, según explican en la entidad, las duplicidades entre Popular y Andalucía. Su personal, sin embargo, se mantendrá.
El grupo también mantendrá la identidad regional del Banco de Andalucía. Y es que, aunque inicialmente el grupo había diseñado fusionar de una sola vez todas sus filiales, el arraigo de la entidad andaluza inclinó inicialmente la balanza a un lado. Pero ahora el proceso es otro. "Hay que anticiparse en la reestructuración del sector. Hay que cerrar oficinas y reducir gastos al máximo. Y el que no se dé cuenta de esto y no lo haga ya está perdido", defienden en el banco.