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Pistas

Modernidad y nostalgia en el París cosmopolita

El hotel La Trémoille cautiva por su elegancia y su confort familiar.

A pocos metros de la elegante Avenida Montaigne, pasarela de la moda con M mayúscula, hay un hotel que guarda el encanto de los lugares secretos. Íntimo y refinado. Recoleto. Todo en él parece tocado por el alma del pasado, que se aleja por las calles de la vieja ciudad cuando el viajero recala en el establecimiento, abandona su bolso de viaje y abre los balcones.

Es La Trémoille. Hotel de lujo. Uno de los lugares más cool del VIII distrito de París, un barrio donde habitualmente se dan cita estrellas del celuloide, princesas europeas y jeques árabes. Aquí reina el silencio, vive la alta burguesía y el recuerdo de Georges-Eugène Haussmann se mantiene vivo: anchas avenidas, casas señoriales y flores adornando algunos de los más hermosos miradores modernistas de la capital.

Construido en 1883, La Trémoille fue en sus inicios una casa privada propiedad de la familia Dupré. El aroma de aquella época pervive aún en la bella escalera art decó que envuelve el hall del hotel, en las elegantes chimeneas se dan la bienvenida a los huéspedes y en la luz que ilumina las estancias.

No se puede estar de paso en este lugar. La Trémoille es un hotel pensado para vivir, incluso cuando uno llega a París en viaje de negocios. Nada en las habitaciones -algunas distribuidas en dos pisos, otras, dobles, para facilitar la vida en familia- resulta ajeno al turista: sus molduras centenarias, sus inmensos sofás de terciopelo, sus confortables camas o los cálidos albornoces que nos reciben en el baño.

Numerosas personalidades del mundo de la música y el cine han dormido en este lugar desde su apertura en 1925. Testigo de ello es la fotografía en blanco y negro que cuelga en el hall del hotel: Louis Amstrong y Duke Ellington charlan animadamente en un balcón mientras el jazz inunda la calle. Las suites presidenciales llevan sus nombres.

Algunas estancias cuentan con terrazas privadas o bow windows, con excelentes vistas a los tejados de París. Y lo que resulta más encantador, todas están equipadas con un hatch: sistema de servicio de habitaciones de acceso directo, situado al lado de la puerta, con entrada desde el exterior para el servicio y desde el interior para el cliente. Es único en París. El hatch permite dejar los platos o la ropa sin interrumpir el descanso.

Desde 1925 el edificio ha sido renovado varias veces. En junio de 2002 reabrió sus puertas después de 15 meses de reformas. El hotel experimentó entonces un auténtico renacimiento, una segunda juventud, pero conservando los vestigios del pasado. Los espacios y volúmenes fueron transformados por Richart Martinet, artífice de la restauración del Four Seasons George V y del Pershing Hall.

Las 93 habitaciones son todas diferentes y combinan ocres, marrones, grises y blancos de manera armoniosa. Las suites Amstrong y Ellington, inspiradas en los años 30, están presididas por el rojo. Por último, El señor de la Trámoille, el antiguo restaurante, se ha convertido en Louise2. El 2 al cuadrado sugiere el punto de modernidad que necesitaba este lugar fuera del tiempo.

Un viaje para disfrutar con los cinco sentidos

La Trémoille cuenta con 88 habitaciones y cinco suites. Las 93 estancias disponen de aire acondicionado y las últimas tecnologías. Televisores LCD con canales satélite, DVD e internet Adsl gratuito, un servicio al que se puede acceder a través de la televisión gracias a un teclado infrarrojos.En el restaurante Louise2, cuyo diseño renovado se inspira en el glamour chic de los años 30, se puede descubrir la nueva carta del chef Yann Frohn, con platos como la hamburguesa de atún al grill acompañada de verduras frescas o el cordero oriental confitado con verduras tajines, y postres como el irresistible bizcocho al caramelo con su sorbete de limón verde.En el spa un equipo de profesionales ofrece a los clientes del centro una atención personalizada con cuidados estéticos y antienvejecimiento de alta calidad.

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