El Tesoro y el sindicato del motor se perfilan como nuevos dueños de GM
General Motors presentó ayer un plan draconiano de reorganización para evitar suspender pagos. De aceptarse por los acreedores, el centenario fabricante de coches se convertirá en una empresa más pequeña y controlada accionarialmente por el Gobierno y los sindicatos, que se harían con la mayor parte de las acciones comunes a cambio de su deuda. Los bonistas privados, que controlarían el 10% de la empresa, podrían echar por tierra este plan.
Veterano en GM, pero nombrado presidente y consejero delegado de la automovilística por el Gobierno, Fritz Henderson tiene pocas opciones antes de que el 1 de junio venza el plazo dado por la Administración para forzar la suspensión de pagos. Ayer, durante la presentación de su plan dijo que la clave para lograr la supervivencia de la compañía pasa por limpiar el balance y reducir deuda.
Con esta base, Henderson ha ofrecido a los bonistas, con los que tiene una deuda de 27.000 millones de dólares (20.735 millones de euros), un intercambio de su títulos por acciones comunes que no supondrán más del 10% del total de la nueva GM, una empresa que tendría una deuda con ellos de apenas 3.000 millones de dólares tras la conversión. Los accionistas actuales controlarán apenas un 1% de la empresa y el resto, aproximadamente el 89%, se lo repartirán el Tesoro y los sindicatos, que también cambiarían la deuda de la que son acreedores por acciones.
GM debe al Tesoro 15.400 millones de dólares, una cantidad que se elevará hasta 27.000 millones ya que va a pedir una nueva partida para tener liquidez mientras se reestructura. Con los sindicatos, la deuda es de unos 20.000 millones de dólares porque en el año 2007 se acordó con ellos transferir las prestaciones sociales (fundamentalmente el gasto sanitario) a un fondo que gestionarían los propios trabajadores. Se espera que la mitad de este capital se pueda pagar con el tiempo.
Los acreedores tienen hasta el 27 de mayo para aceptar la oferta hecha por la compañía, algo que va a ser muy difícil de aceptar por los actuales bonistas privados que ya han desestimado otras propuestas parecidas. De no prosperar entre el 90% de los acreedores este plan de Henderson, la alternativa es llegar al día 1 de junio ante el juez para instar la suspensión de pagos. Entre los analistas se cuenta con el rechazo de estos tenedores de bonos porque se considera que en la conversión de deuda por acciones quienes salen ganando son el Gobierno y los trabajadores a costa de los inversores.
Quede como quede el accionariado, la compañía que tendrán en sus manos está lejos de ser la que conquistó durante años el título de la mayor empresa del mundo. Henderson usó las palabras 'dura' y 'dolorosa' para referirse a la reorganización industrial de GM en EE UU. Para empezar, la empresa confirmó los planes de deshacerse de las marcas Hummer, Saab, Saturn y añadió el nombre de Pontiac a la lista. Las que conserva son Chevrolet, Cadillac, Buick (por el tamaño y popularidad que tiene en China) y GMC. Consecuentemente, los planes de recorte de personal y cierre de fábricas se amplían con respecto a los planes presentados en febrero a 7.000 personas más y tres plantas anteriormente no incluidas. Es decir, para 2010, GM tendrá 13 fábricas menos en EE UU y 21.000 trabajadores menos.
Por lo que respecta a la otra asignatura pendiente, los concesionarios, GM va a profundizar también en los recortes de la red en una forma dramática para pasar de 6.246 concesionarios que tenía en 2008 a poco más de 3.600 en 2010 algo más en línea con la nueva producción y la red que tienen otras automovilísticas de tamaño comparable.
Cara al futuro con la reducción de costes que se quiere conseguir, GM fija los 10 millones de vehículos al año como límite para conseguir beneficios.
Cronología de una crisis
Febrero 2006
La revista Fortune avanza que General Motors está al borde de la bancarrota, citando informes de Moody's y S&P, y que difícilmente podrá recuperar la deceleración de las ventas en EE UU.
Julio 2008
La automovilística anuncia un plan de recorte de costes de 10.000 millones de dólares, suspende dividendos y vende activos, incluyendo la marca Hummer, por un importe de 4.000 millones de dólares.
Diciembre 2008
El plan de emergencia del Gobierno estadounidense, que incluye un préstamo de 13.400 millones de dólares, salva a la empresa de la quiebra en medio del desplome del mercado automovilístico.
Febrero 2009
La compañía pide un préstamo adicional de más de 16.000 millones de dólares al Gobierno, después que las previsiones para el 2009 apuntasen a una caída de las ventas a niveles de 1982. Al mismo tiempo, propone un nuevo plan de recortes.
Marzo 2009
El presidente Obama da un ultimátum a GM y Chrysler, pidiéndoles que analicen una posible bancarrota. La Administración estadounidense impone a GM un plazo de 60 días, que concluye el 1 de junio, para revisar su plan de viabilidad.