No todos los activos son iguales
La renta fija suele considerarse segura y defensiva, pero las rentabilidades de sus diferentes categorías difieren. Así, mientras que entre abril de 2008 y marzo de 2009, los bonos públicos europeos y el dinero tuvieron un retorno del 7,7% y 4,6%, el mismo periodo fue desastroso para los bonos high yield (-23,7%) y negativo para los corporativos, que cedieron un 3,3%. Es cierto que la renta fija ofrece ventajas a largo plazo como una menor volatilidad, flujo de ingresos recurrente y diversificación, pero vale la pena analizarla en detalle. En un entorno de deflación, el dinero, la deuda pública y la corporativa propician las mejores oportunidades, mientras que en inflación, el high yield logra un mejor comportamiento.
Los bonos públicos actualmente están en el punto de mira. Muchos analistas opinan que están en una burbuja y albergan riesgo sin rentabilidad. El aumento de las emisiones de deuda por parte de países que necesitan financiar sus crecientes déficits públicos influye negativamente. Aunque suelen tener un buen comportamiento cuando el crecimiento es débil, hay deflación y se busca un refugio seguro, probablemente ahora hay más valor en otras áreas.
¿Qué pasa con la renta fija corporativa? æscaron;ltimamente ha experimentado mucha demanda debido a su amplio diferencial frente a la deuda pública y sus atractivos rendimientos. Y a pesar del riesgo de que en el mercado de los bonos corporativos predominan las financieras, estos instrumentos ofrecen un considerable potencial alcista tras las fuertes caídas en lo que va de año y el amplio despliegue de garantías gubernamentales. Si los diferenciales se mantienen estables y si se tienen en cuenta los riesgos, como el efecto que la recesión económica podría tener sobre el nivel de impagos, esta clase de activos puede generar unos ingresos muy atractivos.
Lo mismo ocurre en el high yield. Con unas perspectivas de rentabilidades astronómicas del 25% anual y con precios que descuentan impagos anuales de un 15% al 20%, estos activos probablemente tendrán el mejor rendimiento de la renta fija. Pero es la opción más arriesgada y más susceptible a los caprichos de la economía. Por último, los bonos ligados a la inflación son interesantes al descontar niveles de inflación bajos. Aunque la inflación parece un problema para el futuro lejano, los bajísimos tipos de interés, la creciente oferta monetaria y la monetarización de la deuda podrían generar a la larga un aumento de la misma. Los bonos ligados a la inflación pueden valer como seguro contra posibles errores en la política monetaria y son un complemento sensato para una cartera diversificada.
Eric Muller. Director de producto de Fidelity International.