'Manguerazo' de la Reserva Federal
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se han propuesto salir de la recesión lo más rápidamente posible, cueste lo que cueste. Los ambiciosos planes de estímulo impulsados por Obama en su todavía corta estancia en la Casa Blanca y el manguerazo de liquidez que Bernanke ha enviado al mercado esta semana son dos pruebas más que evidentes de ese aserto. Es una doble apuesta tan firme como arriesgada, que ya ha provocado efectos diversos. En el lado positivo, parece haber desatado una oleada de optimismo, al menos declarativo, insólita en el último año y medio, refrendada por un notable tirón bursátil. En el lado negativo, al menos para las futuras obligaciones de EE UU, ha provocado un sensible debilitamiento del dólar y un fuerte descenso de las rentabilidades de la deuda.
Al margen de la lectura interna de estas decisiones y de su claro carácter coyuntural, no cabe la menor duda de que la sombra de la próxima reunión del G-20 comienza a pesar. Y es evidente que el nuevo presidente de Estados Unidos quiere llegar a la cita con la maquinaria a pleno rendimiento. Sobre todo cuando desde Europa, especialmente desde Alemania, no se comparte la fórmula para atacar la recesión. Es necesario que la cumbre de Londres aúne voluntades y políticas.