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Tribuna
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Un paso más hacia la innovación tecnológica

El desarrollo de la innovación tecnológica constituye uno de los principales factores para garantizar el crecimiento económico a largo plazo, minimizando los riesgos asociados y las barreras de acceso a la misma.

El uso responsable de la ciencia y la tecnología requiere previamente solucionar, o al menos minimizar, los problemas y riesgos asociados a aquél. De la misma forma, el impulso de la innovación tecnológica también exige resolver la tensión existente entre los agentes implicados en la producción de ciencia y tecnología, buscando un entendimiento común entre los intereses sociales, científicos y políticos. Sin embargo, con el objeto de abordar la innovación desde otras perspectivas, es nuestra responsabilidad conseguir conciliar la ciencia y la sociedad. En este caso concreto la ministra de Innovación, Cristina Garmendia, ha resaltado recientemente la necesidad de combatir las nuevas formas de exclusión social y económica generadas por el desigual acceso al conocimiento en el que vivimos.

Efectivamente, el desigual acceso al conocimiento, que se debe en gran parte a la falta de recursos o conocimientos tecnológicos, debería ser el primer obstáculo a superar. La brecha de género existente en cuanto al uso y adopción de tecnologías en España, pone de manifiesto la necesidad urgente de medidas e iniciativas orientadas a apoyar el avance de las mujeres en el mundo científico y tecnológico. Existen varias formas y acciones encaminadas a impulsar el desarrollo profesional de las mujeres, en tres niveles de actuación: a nivel personal, empresarial y político-social.

Sin embargo, en ningún caso se debería actuar de forma excluyente y prescindir de la experiencia y conocimiento de grandes profesionales. Una experiencia que adecuadamente articulada a través de unas estructuras tecnológicas y sociales permitiría extender los beneficios al conjunto de la sociedad. En España ya contamos con proyectos nacionales de índole innovador, donde se combinan tecnologías y herramientas de apoyo a mujeres de alto potencial, como es el caso del programa MET (Mujer, Empresa y Tecnología) de IE Business School que ya ha empezado a dar sus primeros frutos.

Todas las iniciativas tecnológicas de carácter innovador donde se enfatiza el valor e impacto social sobre su valor económico y de mercado contribuyen de una forma inequívoca a mejorar no sólo la productividad de las empresas sino la de sus empleados y, en último término, la de la sociedad. La creación de espacios de reflexión e intercambio de experiencias innovadoras, no sólo a nivel nacional sino también a nivel mundial, se ha convertido en una vía muy interesante para establecer redes de apoyo y lazos con otros países.

El pasado octubre se celebró en Kioto el V Encuentro Anual de la Ciencia y la Tecnología en la Sociedad (STS). El STS Forum, fundado hace cuatro años por el diputado japonés Umi Koji, tiene como objetivo explorar nuevas oportunidades de desarrollo global a través de la ciencia y la tecnología. La última edición reunió a científicos, políticos y líderes económicos de más de 90 países, regiones y organismos internacionales. Los dos ejes fundamentales sobre los que se basó fueron: la armonía con la naturaleza y los efectos de las tecnologías de la información y la comunicación en la humanidad, asignaturas pendientes de la política de ciencia y tecnología de los distintos Gobiernos internacionales.

Este foro supone una oportunidad real para que España establezca lazos con otros países en materia de innovación a través del intercambio de experiencias, valores y sobre todo asumir un compromiso para el futuro. Por primera vez, un ministro español, Cristina Garmendia, acudió a este evento confirmando su voluntad de apertura del sistema nacional de I+D+I.

Son bienvenidas este tipo de iniciativas de ámbito político que deben ser en todo caso complementadas con otras de tipo empresarial e incluso individual. Las universidades y escuelas de negocio españolas juegan un rol esencial en la promoción e impulso de la innovación a través de la creación de un espacio neutral de trabajo y colaboración entre las empresas, Gobiernos y academias.

En este sentido, la mejora de la competitividad de los empleados y las empresas españolas pasaría por un aprovechamiento de las redes, el apoyo a la investigación de excelencia y a la internacionalización.

Yanire Braña. Profesora y directora del programa MET de IE Business School

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