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Columna
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Troceando General Electric

El rating de General Electric (GE) ha sido finalmente recortado. Se lo ha bajado Standard & Poor's (S&P), que le venía otorgándole una triple A desde 1956. Ahora le atribuye una valoración de AA+. Esto no debería interferir en el coste de su financiación -los mercados han obviado el rating durante un tiempo-. Pero el alto rating del conglomerado fue una poderosa razón para mantener juntas sus patas industrial y financiera. La fuerza del negocio industrial permitió teóricamente a la rama financiera conseguir deuda de forma más barata, ayudándola a prosperar. S&P acaba de destruir esto.

Hacía tiempo que se aproximaba un descenso de categoría. GE había mantenido un alto rating global debido al flujo de caja que obtenía de la rama industrial del negocio. Pero su división financiera ha tenido dificultades durante un buen tiempo. Sus problemas hicieron a S&P recortar su estimación del rating de GE.

Probablemente no cambie demasiado el coste de financiación de la compañía. El precio de CDS (credit default swap) para asegurar el impago en la unidad financiera recientemente capitalizada se había situado a niveles acordes con ratings de empresas mucho peores. En contra de la lógica, el mercado está ignorando las estimaciones aún optimistas de las agencias de rating. No obstante, existe cierto riesgo -si su valoración cae respecto del AA-, estaría forzado a añadir colateral adicional a sus contrapartes acreedoras-. A pesar de ello, la lógica que mantuvo unidas las ramas industrial y financiera del negocio es ahora mucho más débil. S&P cree que el negocio financiero merecería un rating de una sola A, así que una escisión en la firma le obligaría a poner más colateral en sus negocios. Eso podría ser doloroso, aunque es poco probable que suponga una amenaza tan significativa para el negocio de GE Capital, ya que no tiene portfolios masivos, como es el caso de AIG.

Hay otra razón para mantener unidos ambos negocios. GE puede decir que le va mejor vender turbinas y motores de jets si puede ofrecer a sus clientes una financiación atractiva. Pero la habilidad de GE Capital para proporcionar deuda barata ha sido socavada por la falta de confianza del mercado en su rating. A GE ya no le quedan más excusas para mantener juntos ambos negocios.

Lauren Silva Laughlin

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