La gestión del ERE, asignatura pendiente en las empresas
Un mal manejo de los despidos colectivos provoca el desánimo profesional de los trabajadores no afectados.
Corrillos, rumores, inseguridad, un ambiente enrarecido y desmotivación. æpermil;stas son las consecuencias inmediatas, y perniciosas, de un expediente de regulación de empleo mal gestionado. Una encuesta elaborada conjuntamente por Estudio de Comunicación, compañía líder en comunicación corporativa en España, y CincoDías -La comunicación de las empresas en los ERE y en situación de crisis laboral- desvela que dos de cada tres trabajadores de las empresas que están inmersas en proceso de despidos colectivos no perciben que se hayan utilizado adecuadamente las herramientas de comunicación interna. Además, el 78% afirma que ha perdido la motivación profesional una vez finalizada la crisis laboral.
Las cifras de desempleo registradas en España dibujan una situación muy dura. El viernes se conocían los datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al año 2008 y ya no hay dudas sobre el alcance de la recesión que sufre la economía española: el pasado año se destruyeron 620.100 empleos, la mayoría, casi medio millón, en el último trimestre, y el paro afecta ya a 3,2 millones de trabajadores. El número de ocupados ha vuelto a situarse por debajo de los 20 millones.
Como consecuencia de ello, cada día son más los trabajadores inmersos en expedientes de regulación de empleo. En los doce meses comprendidos entre noviembre de 2007 y octubre de 2008 se autorizaron en España un total de 4.481 expedientes de regulación de empleo (ERE) que afectaron a 104.955 trabajadores. Una mínima parte de estos expedientes fue de reducción del tiempo de trabajo (149 de ellos); la mayoría contenían extinción o suspensión de contratos.
Dos de cada tres empleados opina que se comunica mal el ERE
Deterioro empresarial
La expansión de los ERE y los rumores de despido generalizado son caldo de cultivo para el deterioro de la vida empresarial y profesional. Para que no cunda el desánimo, incluso en momentos de incertidumbre como los actuales, es imprescindible tender canales permanentes de comunicación entre la dirección y los empleados, evitar las filtraciones y decir la verdad en la medida en que las decisiones industriales puedan ser comunicadas a la plantilla.
Pero no es fácil gestionar una crisis laboral, y son escasas las compañías que satisfacen las expectativas de los empleados cuando se desencadena un proceso de regulación de empleo. La mayoría de las direcciones no comunican directamente a sus empleados la apertura de un expediente de despido colectivo, y son los corrillos y el boca a boca la principal fuente de información.
De hecho, sólo un 10% de los trabajadores se sienten parte de la empresa cuando se ha anunciado un ERE. Además, cabe mencionar que los empleados escuchan y entienden mayoritariamente lo que se les dice sobre las razones de los despidos, pero son pocos los que están de acuerdo con las explicaciones que les proporciona la dirección de la compañía. Los departamentos de recursos humanos y los abogados que asesoran a las direcciones en este tipo de crisis no consiguen conectar con los trabajadores.
La noticia suele llegar por el canal menos apropiado. Según revela el informe, sólo el 32% de los entrevistados fue convocado por su jefe directo, el responsable de su departamento o el consejero delegado (7%). Los trabajadores que manifestaron haber conocido el conflicto laboral mediante una comunicación oficial recibieron información mayoritariamente, un 60%, en una reunión. Destaca en este conjunto de respuestas el hecho de que ningún entrevistado ignoraba cómo le había comunicado su empresa la existencia del expediente, y que no se habían utilizado ni el tablón de anuncios ni la intranet. Por el contrario, fue relativamente activo el correo electrónico, que se usó como vía de comunicación en un 16% de los casos, relegando la carta por correo ordinario a un 3% únicamente.
La mayoría, sin embargo, se enteró por los sindicatos (35%), mucho más activos que las compañías a la hora de trasladar informaciones de esta naturaleza. El 15% fue informado por un compañero o en los pasillos, y un 8% se enteró por la prensa. æpermil;stos últimos no sólo tuvieron que superar el 'mal trago' de enfrentarse a un posible despido: también sintieron el ser siempre los últimos en enterarse.
Sorprende que ni uno solo de los trabajadores que conoció la noticia a través de una filtración tuvo la oportunidad de hablar inmediatamente después con un superior. Pero hay más: un 8% de los entrevistados no obtuvo respuesta por parte de la empresa a sus preguntas. Los que mayor suerte tuvieron, un 20%, recibieron un correo electrónico o convencional dando explicaciones. Reuniones convocadas urgentemente, hojas informativas a disposición de los empleados a la puerta de los centros y el tablón de anuncios fueron las fuentes a las que tuvo que recurrir otro 33%.
Lo peor, la incertidumbre
La mala gestión de una crisis laboral, con despidos selectivos, enrarece el ambiente de los centros de trabajo. La encuesta elaborada por Estudio de Comunicación preguntaba a los entrevistados: ¿cómo es el ambiente de trabajo tras haberles comunicado el expediente? Un 48% de los entrevistados señaló que el ambiente era 'malo' o 'muy malo', otro 26% que era 'regular' y sólo un 13% señaló que era 'bueno' o 'muy bueno'. Tras conocerse la lista de despedidos, la incertidumbre continúa. Un 74% de los trabajadores confirmó que se sentía inquieto 'por las consecuencias del ERE' y que 'seguía hablando de él en los pasillos'.
A estos trabajadores se les preguntó a continuación qué era lo que se comentaba en los pasillos: la respuesta mayoritaria (60%) fue que seguramente, antes o después, la empresa anunciaría otra tanda de despidos. El 31% reconocía que se hablaba constantemente sobre las personas a las que habían echado y sólo 1% confiaba en que las aguas volverían a su cauce más pronto que tarde.
A los trabajadores que habían conservado su puesto de trabajo se les pidió que opinaran sobre las repercusiones de la crisis en su trabajo. La primera reacción de los entrevistados fue reconocer su inseguridad. 'Me ha creado mucha inseguridad', dijo el 25%, frente al 20% que reconoció que no esperaba sentirse afectado. El 22% señaló que 'tendría que trabajar más'.
Comunicación de los despidos . 'Lo han hecho muy fríamente'
Al margen de la fuente de información primera y del acceso más o menos sencillo de los trabajadores a los directivos, en uno u otro momento la empresa afectada tiene que comunicar a la plantilla el alcance de la crisis laboral, el número y nombre de los empleados afectados, si va a haber o no bajas incentivadas, etcétera.Pese a que cabe presumir que ningún profesional que trabaje en una entidad afectada por un expediente de regulación de empleo va a expresar satisfacción, la encuesta refleja que hubo trabajadores que reconocieron sentirse parte de su organización, y que fueron las circunstancias, y no su actuación concreta, las que motivaron el despido. Así, un 10% de los entrevistados manifestó que había sentido 'aprecio, a pesar de todo'. Los insatisfechos se repartieron mayoritariamente entre dos respuestas: 'Lo han hecho muy fríamente' (38%) y 'van a lo suyo y no se preocupan de los sentimientos de los trabajadores' (26%).
Las razones del Expediente. 'No me han convencido'
¿Entendió las causas por las que le dijeron que se presentaba el expediente de regulación de empleo? De nuevo la comunicación, por una u otra razón, no cumple su objetivo. Es verdad que un mayoritario 63% de los encuestados contestó que entendía la explicación que se le había dado sobre las causas o la necesidad de la organización de presentar un expediente. Sin embargo, el 82% de este grupo de entrevistados expresó que, pese a ello, no estaba de acuerdo con esas explicaciones. Una buena muestra del estado de ánimo de los trabajadores consultados fue una frase que, con algunas variantes, se repitió en muchas de las respuestas: 'Una cosa es que entienda y otra muy distinta que esté de acuerdo con lo que me contaron'.Los datos revelan que aunque la mayoría entendió lo que estaba sucediendo, hubo un 32% que reconoció no haber terminado de comprender a la dirección. Un 1% aseguró que nadie les había explicado nada.
Los agentes mediadores . El 21% se queja de falta de diálogo
En gran parte de las entidades sujetas a despidos colectivos son los departamentos de recursos humanos o de asesoría jurídica (propia o contratada para la ocasión) quienes se encargan mayoritariamente de gestionar la comunicación de los despidos colectivos. Resulta muy interesante conocer la percepción que tienen los empleados de una compañía en crisis de estos mediadores profesionales. Así, es significativo que el 42% de los entrevistados no conteste a la pregunta o no sepa de qué se le está hablando cuando se pide su opinión sobre estos intermediarios. Frente a estas respuestas, el 21% responde con contundencia que 'el departamento de personal o los asesores legales no han informado o no han dialogado con ellos'. Otro 9% asegura que han sido transparentes; un 3% destaca que han dialogado con los trabajadores; y un 12% señala que han sido informados correctamente de la situación.
Política de comunicación de la compañía. Un error que se repite
Para valorar los resultados de la gestión de un ERE durante una crisis es conveniente, entre otras cosas, conocer cómo las empresas utilizaron la comunicación interna con anterioridad. Una manera de detectar la tendencia es preguntar a los trabajadores en qué ocasiones y de qué manera su compañía les informó de asuntos relevantes para su desempeño profesional, con o sin crisis empresarial. Por ejemplo, si a la plantilla se le informaba habitualmente sobre los logros y dificultades empresariales, la mayoría de las respuestas confirmaron lo previsible: sus mandos actuaron en esta ocasión como en las anteriores. 'Nunca nos cuentan nada' o 'sólo de vez en cuando' fue la respuesta del 67% de los entrevistados. Sólo un 30% comentó que su empresa les mantenía informados de la marcha, los planes y la evolución de la misma. Por último, un 29% señaló que sólo se les informaba de vez en cuando de cómo evolucionaba la actividad empresarial.