Una esperanza que llega
¿Puede un nuevo año venir totalmente sin esperanza, sin horizonte, sin promesas? ¿Totalmente conocido por anticipado, negro, desesperante, catastrófico? (...) Hay pocas razones para ser optimista tras un año de crisis financiera de una violencia desconocida (...).
No saldremos de ella tan pronto, ni sin secuelas y probablemente no antes del año que viene. El número de parados ha aumentado (...). España cuenta con un millón de parados más que hace un año (...). Otras economías europeas más pequeñas podrán conocer incluso la depresión (...), sinónimo de empobrecimiento (...).
Pero debemos convenir también que hay mejor manera de comenzar el año que lamentándose de las heridas por venir y no aceptar que podría ir peor. Esta primera gran crisis de la mundialización es también portadora de replanteamientos positivos y de reformas. ¿No era momento de revisar ciertas prácticas financieras? ¿De preguntarse por los desequilibrios financieros mundiales? ¿De poner fin a los excesos en materia de remuneraciones? (...) En resumen, ¿de volver a las fuentes de un capitalismo eficaz y responsable? (...) Esperemos que 2009 aporte un poco de razón en el mundo económico que, en ciertos aspectos, había acabado por perder la cabeza.