El éscandalo y los mercados
Al capitalismo se le está agotando la confianza, por lo que es inevitable que sujetos como Bernard Madoff intenten robar a los confiados. Su presunto esquema Ponzi de 50.000 millones de dólares es excepcional ante todo por su tamaño, el largo periodo que pudo sostener el timo y los ricos y sofisticados círculos en los que operaba. Hay algo especialmente chocante cuando una persona tenida en alta estima resulta ser un ladrón. (...) Lo cierto es que es imposible que la SEC pueda prevenir todos los fraudes financieros, al igual que es imposible para la policía evitar todos los robos. (...)
La verdadera lección de esta historia es sobre hombres, no mercados. La naturaleza humana no varía y siempre habrá granujas entre nosotros. Para los inversores, las lecciones son las eternas: diversificación y diligencia. Nunca confíen sus ahorros de toda la vida en un único gestor o una única inversión. No supongan que con la aprobación de alguna nueva ley federal desaparecerán los fraudes financieros como tampoco la reforma de la financiación de campañas evitará que gente como Rod Blagojevich cambien favores políticos por dinero. Como lo comprendió Shakespeare, el fallo no está en nuestras estrellas, sino en nosotros.