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Obama, el regalo de Bush

La economía ha llevado a Barack Obama al poder. Según las encuestas, son mayoría los votantes que han reconocido que su preocupación por la crisis económica ha sido una de las razones más importantes que les ha impulsado a dar el voto a Obama. ¿Por eso estaba tan serio cuando se enteró de que había ganado?

Parece claro que el respaldo popular al candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos fue creciendo a la vez que lo hacía la percepción de que entendía mejor que el republicano la crisis económica. Las dos legislaturas plagadas de errores de George W. Bush tampoco han ayudado a su correligionario.

En todo caso, la mejor aportación de Bush al mundo puede ser que le haya abierto las puertas de la Casa Blanca a Obama. Aunque para ello hayan tenido que pasar ocho largos años, en los que ha llevado a su país a la guerra y a la economía más poderosa de la Tierra a exportar una crisis por todo el mundo.

En una breve comparecencia en Washington, el todavía presidente de Estados Unidos prometió mantener informado a su sucesor de todas las decisiones importantes hasta que Obama tome posesión, el 20 de enero. Es de esperar. Y bastará también con que no haga nada más. El pato cojo, como se conoce a los inquilinos del Despacho Oval al entrar en este periodo, en que están a la espera de la toma de posesión del ganador de las elecciones, es esta vez el más cojo de la historia reciente.

Vivimos momentos en los que hacen falta grandes decisiones. Las que se esperan de Obama y su equipo serán trascendentales para el futuro del mundo. Y estarán más acertadas si se adoptan tras una gestación multilateral. El mensaje que recorre el mundo es de esperanza, pero el camino va a ser duro y largo. Al final se encuentra un nuevo orden económico internacional en el que no es lo más pequeño ese proyecto que tiene Obama de fomentar las energía renovables y luchar contra el cambio climático.

Los planes, cuando la economía mundial encara una dura recesión, se hacen más difíciles. Es probable que cuando Obama tome posesión de su cargo la situación económica no sea mejor, sino al contrario. Corre ya por ahí el sarcástico dicho de que “este año las cosas están tan mal que parece 2009”. Como quiera que sea, el nuevo responsable de la economía más poderosa del mundo debe tener mucho cuidado con sus deseos, porque en la ilusión va implícito el riesgo de la decepción. Afronta un enorme desafío y no todo va a caber en su agenda. No es de extrañar que se le haya puesto el gesto tan serio la madrugada del martes, al saberse presidente de Estados Unidos…

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