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¿Tanto dinero necesita Georgia?

¡3.400 millones de euros! O más bien, ¡4.500 millones de dólares! Esa es la promesa de la conferencia internacional de donantes reunida hoy miércoles en Bruselas para recabar fondos de apoyo a Georgia. La cifra casi triplica lo invertido por el Banco Mundial en ese país desde 1995. ¿A qué se debe la repentina generosidad de una comunidad internacional que está revisando a la baja los compromisos de ayuda al desarrollo en el resto del planeta?

Para el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, cuya institución aporta 500 millones de euros al plan, "ayudar a un vecino necesitado es un imperativo moral". Puede ser una explicación. Pero no encaja con el hecho de que el mayor cheque para la colecta (1.000 millones de dólares) haya llegado desde un país tan alejado de Georgia como EE UU. Ni con la inesperada decisión de los donantes de superar con creces las necesidades de reconstrucción estimadas por el Banco Mundial y las Naciones Unidas, que ya habían calculado una cifra por encima de todo el presupuesto anual del Estado georgiano.

La Conferencia de donantes parece más bien una demostración de apoyo al gobierno del primer ministro georgiano y aliado de EE UU, Mijail Shaakashvili, a pesar de que muchos países europeos le consideran responsable de la provocación que desencadenó el ataque de Rusia a su país y la ocupación de Abjazia y Osetia del Sur por tropas rusas.

Organizaciones como Transparency International (TI) temen, de hecho, que la desproporcionada ayuda "no fortalezca la democracia en Georgia sino que la debilite". Quizá la única esperanza de que no sea así es que, como con tantas otras conferencias de donantes, los 4.500 millones de dólares se queden sólo en una vana promesa.

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