Inmigración ilegal, un punto de encuentro
Los dos candidatos mantienen posturas similares en cuanto a la necesaria reforma de la ley, pero la urgencia por actuar se ha diluido.
A no ser que haya una sorpresa de aquí a noviembre, la reforma de la inmigración es una de esas cuestiones con las que los candidatos no se van a tirar los trastos a la cabeza. Por ello, porque no es un punto muy contencioso entre ellos, y porque la complicada situación financiera del país es la prioridad, se están haciendo muy pocas referencias a un asunto que es uno de los más cruciales para EE UU desde el punto de vista económico y social debido a la existencia de unos 12 millones de inmigrantes sin papeles.
La cuestión es sumamente espinosa con los votantes y sólo sale a relucir cuando los candidatos, abiertos a una reforma comprensiva similar que permita la integración gradual, tratan de conseguir votos hispanos, en Florida, California o Nuevo México.
El candidato republicano, John McCain, es el senador cuyo nombre rubrica la última propuesta de reforma que se ha intentado hacer en un país que se fue olvidando de aplicar la anterior mientras crecía la población sin papeles. McCain redactó este proyecto codo con codo con el senador demócrata Edward Kennedy y eso, unido al hecho de que se aprobaba un camino hacia la legalización, es algo que la base republicana socialmente conservadora no le termina de perdonar, por más que los empresarios si sean partidarios.
'América no se puede permitir una categoría de individuos sin status reconocido'
La oposición del partido republicano hizo que la reforma se quedara en nada pese a gozar del apoyo de la Casa Blanca, y su más que agrio y emocional debate sólo contribuyó a incrementar el nivel de inseguridad jurídica al dejar el problema totalmente al descubierto.
La mayor parte de las discusiones sobre este punto, y la delicada y compleja cuestión de si había que permitir que los 'sin papeles' pudieran tener permiso de conducir fueron protagonistas de varios debates de las primarias. En ellos, tanto McCain como su oponente ahora, Barack Obama, fueron los que más se comprometieron con las opciones que se consideran más liberales dentro de sus partidos. A McCain casi le cuesta su campaña en las primarias y le ha valido la antipatía de una parte de su partido que solo se ha reconciliado con él tras el nombramiento de la conservadora Sarah Palin para la vicepresidencia y la retirada de sus posiciones de la plataforma electoral del partido republicano. Eso es algo que Obama no ha dejado de recordar a sus simpatizantes.
No obstante, McCain mantiene en su propio programa un compromiso muy parecido al de Obama, aunque ya no lo trate como reforma de la inmigración sino como 'Asegurar Nuestras Fronteras'. Ambos abogan por el reforzamiento de las medidas de seguridad especialmente en el área de vecindad de México y votaron por ello como también lo hicieron, sin éxito, por la creación de un programa de cupos de visados temporales (trabajadores invitados) para trabajadores no cualificados.
Los dos proponen abrir un proceso para la legalización de inmigrantes sin papeles, el punto más contencioso del último intento de reforma porque se ha querido tachar de amnistía.
Obama quiere que los que opten a la ciudadanía esperen su turno como el resto de inmigrantes, paguen multas y aprendan inglés. McCain ha dicho en su campaña que legalizar a estos ciudadanos no es una amnistía porque eso sería premiar a quienes transgreden la ley y no ha puesto mucho énfasis en sus detalles pero en su programa se especifica que 'todos los extranjeros indocumentados se tienen que ir o deben optar a la residencia legal. América no se puede permitir una categoría de individuos que no tienen reconocido su status y son permanentemente una clase de segunda categoría' .
La clave está en lo hispano
EE UU es el país, de dimensiones continentales, que más inmigrantes acoge del mundo desde hace décadas. Tal es la diversidad del país que según las cifras del Censo, el conjunto de las minorías son ya un tercio de la población total y serán mayoría en 2042. De todos ellos, los hispanos, son los que más crecerán. De acuerdo con las estimaciones oficiales la población hispana se triplicará desde los 46,7 millones actuales a los 132,8 millones en apenas 40 años. Uno de cada tres ciudadanos será hispano y eso que el Censo no toma en consideración los millones de inmigrantes ilegales, unos 12 y en su mayoría hispanos.Para este segmento de la población la reforma de la ley de inmigración es clave, porque afecta no sólo a sus compatriotas sino a miembros de las familias de ciudadanos. Por ello, la mayor parte de la campaña referente a la ley de inmigración se hace en español, porque tiene que llegar a unos votantes que además están en Estados clave como California y Florida. Su favor puede determinar el resultado de las elecciones, aunque en las primarias demócratas no pudieron darle la victoria a Hillary ClintonMcCain no lo tiene todo perdido con ellos porque a pesar de que su propio partido fuera responsable de que la ley no saliera adelante, los inmigrantes tienen la experiencia de que son dos presidentes republicanos los que han querido, con más o menos éxito, sacar la reforma adelante. Para Obama, la adhesión hispana es un gran interrogant, porque por motivos económicos ésta y la minoría negra tienen una historia reciente de enfrentamiento.