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Columna
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Rescate del coloso en llamas

Cuatro noches por semana rodeo en una carrera de 50 minutos el Departamento del Tesoro y la Casa Blanca en la capital estadounidense. Un Departamento del Tesoro que decidió este pasado domingo rescatar de las llamas a los dos grandes de la hipoteca Fannie Mae y Freddie Mac que hasta el momento cotizaban en la Bolsa neoyorquina.

Dice el Financial Times en su edición del lunes que el rescate es la decisión más dramática desde el comienzo de la crisis de crédito en el verano de 2007. Las dos agencias estatales Fannie y Freddie tienen una cartera hipotecaria conjunta de 5,4 trillones de dólares y aseguran contra el riesgo de impago tres de cada cuatro nuevas hipotecas. Hank Paulson, secretario del Tesoro y ex presidente ejecutivo del banco de inversión Goldman Sachs, anunció la medida junto al director de la Office of Federal Housing Enterprise Oversight (OFHEO). Goldman Sachs, banco de inversión líder en Wall Street, ha sido el menos tocado en la crisis de crédito. Su ex presidente Paulson, nombrado por George Walker Bush, dirigió la entidad en los años de la burbuja de crédito que reventó en 2007. Su movimiento, una nacionalización anticipada cuyo término no gusta en Estados Unidos, ha sido un paso más conducente al término de una etapa del libre mercado que debe concluir con más regulación internacional y menos libertad de maniobra para bancos de inversión y fondos de capital riesgo.

Fannie y Freddie son los apelativos de Federal National Mortgage Association (Fannie Mae) y Federal Home Mortgage Association (Freddie Mac). Fannie fue creada en 1938 como parte del new deal del presidente Franklin Roosevelt. El colapso del mercado inmobiliario en la depresión de los años 1930 en Estados Unidos desincentivó que prestamistas privados invirtieran en bienes inmobiliarios. De ese modo Fannie se creo para proporcionar fondos federales a bancos locales con el objetivo de incrementar el ratio de posesión de vivienda y la disponibilidad de vivienda asequible. Fannie se privatizó bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson, quien procedió a crear una segunda agencia estatal llamada Freddie Mac para deshacer el monopolio de facto que Fannie poseía en el mercado hipotecario. Los activos combinados de ambas entidades superan en un 45% al del mayor banco comercial del país.

En la burbuja financiera que llevó a multitud de integrantes en la cadena de valor a minusvalorar el riesgo de crédito latente de las hipotecas basura, Fannie y Freddie continuaron adquiriendo deuda estructurada proveniente de la titulización de numerosas hipotecas subprime o basura, hipotecas concedidas a prestatarios con una puntuación crediticia inferior a un umbral en un país en el que la historia de crédito es tan importante como el número de la Seguridad Social. Fannie y Freddie han sido víctimas de su propia privatización, de la sed de beneficio de sus accionistas, que como hicieron los mayores bancos de inversión y comerciales del país, pusieron casi todos sus huevos de oro en la misma cesta y olvidaron el sabio principio de la diversificación del activo que propuso el premio Nobel de Economía Harry Markowitz en su tesis doctoral de la Universidad de Chicago en 1955.

El rescate llega en un momento político crucial para el futuro de Estados Unidos. La medida considerada keynesiana es más típica de una Administración demócrata que de una republicana y otorga credibilidad a un presidente en mínimos históricos de popularidad. Tras la absorción-rescate del banco de inversión Bear Stearns por JPMorgan Chase, le ha llegado la hora a los dos gigantes hipotecarios.

El macroeconomista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, conocido en círculos financieros como el mayor pesimista de la profesión y nombrado recientemente Doctor Doom (Doctor Muerte) por el mismísimo New York Times, comentaba el domingo en su blog que la medida no le pilla por sorpresa, puesto que en agosto de 2006 predijo que la mayor crisis hipotecaria desde la gran depresión de los años 1930 se saldaría con una triple crisis bancaria, financiera y de crédito, así como con la quiebra de Fannie y Freddie. Roubini se pregunta a día de hoy dónde está concentrado el riesgo de crédito de los prestamistas hipotecarios basura: entre prestamistas hipotecarios como Countrywide, bancos comerciales como Bank of America, o fondos de inversión y otros intermediarios que adquirieron productos estructurados colateralizados por hipotecas basura.

La medida contradice la ortodoxia neoliberal de Wall Street abrazada desde los tiempos de Reagan por la élite económica del país, pero se antoja necesaria en tiempos de incertidumbre que deben tocar fondo cuanto antes con rescates que tendrán un coste elevado y deben invitar a la reflexión.

Jaime Pozuelo-Monfort. Máster en Ingeniería Financiera por la Universidad de California-Berkeley

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