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Ciudades del mundo

Londres

Grandes museos, una fusión de culturas y razas sin igual, buena cerveza y monumentos genuinos son algunas de las armas con las que Londres se gana al visitante.

Londres
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Es muy cara, llueve siempre y a mí, además, los ingleses no me caen muy bien'. ¿Cuántas veces hemos escuchado aseveraciones similares referidas a Londres? Predomina entre los españoles el perfil del visitante que se acerca por primera vez a la ciudad, bien con la maleta llena de prejuicios, bien con cierta indiferencia sobre lo que se va a encontrar. Pero Londres gana por goleada y se mete en el bolsillo hasta al más acérrimo defensor de los usos y costumbres de España. Los mejores museos del mundo, parques magníficamente cuidados en los que perderse, una comunión de culturas y razas de todo el planeta, buena cerveza, monumentos genuinos como el Big Ben o mercadillos de lo más vintage son algunos de los argumentos de la capital británica.

¿Dónde empezar una visita a Londres? Un buen punto de partida puede ser la catedral de Saint Paul, una auténtica joya del siglo XVII. La entrada es cara, pero a las 17.00 horas suele haber canto religioso y el acceso es libre. Con los exteriores en restauración, el interior es inmenso y no tiene nada que envidiar a cualquier catedral española. El recorrido puede continuar por el puente del Milenio, una pasarela peatonal sobre el Támesis -cuyas aguas no son precisamente cristalinas- que conduce directamente hasta la Tate Modern, que guarda tesoros del arte contemporáneo. La cafetería de la última planta ofrece una magnífica panorámica del río y la ciudad.

A contracorriente por la orilla sur se puede dar un paseo largo hasta Westminster Bridge, a cuyo lado se encuentra el London Eye, una gran noria. Muy turística, y lugar habitual para chavales en excursión de fin de curso, lo mejor es subirse cuando el día está claro, de lo contrario no merece la pena. Al cruzar el puente de Westminster, el visitante siente cómo se adentra en el corazón de Londres: en la estampa flota sobre el río el edificio del Parlamento y sobre él el Big Ben. La torre del reloj, tan prototípica de la ciudad como bella, ofrece al turista la posibilidad de hacerse la foto de rigor. Frente al Parlamento está la Abadía de Westminster, uno de los principales monumentos de la ciudad que hay que ver. Al menos por fuera.

La opción cultural ofrece un panorama rico y variado

El siguiente paso es enfilar Whitehall en dirección Trafalgar Square. Un paseo de apenas diez minutos permite pasar por delante de Downing Street, residencia del primer ministro e imagen mil veces vista en los informativos. Trafalgar es el epicentro de Londres, allá donde pararse a contemplar la verdadera dimensión de la ciudad: miles de turistas de todas las partes del mundo, una legión de autobuses rojos de dos plantas en todas las direcciones... Pese a la frecuente lluvia, una de las cosas que más sorprende de Londres es que se hace mucha vida en la calle. El agua no impide que las terrazas y los parques estén llenos. Una vez en Trafalgar, no tiene disculpa obviar la National Gallery. El retrato ecuestre de Carlos V o Los Girasoles duermen en su interior. Hay que entrar. Además, los museos son gratis.

Trafalgar queda atrás y en cinco minutos se llega caminando a Picadilly Circus, que es la Puerta del Sol de Londres. Caminos que se cruzan y neones gigantescos dan vida a un enclave de la ciudad que tiene más de mito que de atractivo real. De Picadilly a Regents Street, una de las calles comerciales más importantes. Zara, Mango, Gap, Uniqlo son parte de la oferta. Si se viaja con niños, imprescindible una parada en Hamleys, una juguetería legendaria de cinco plantas con decenas de empleados jóvenes y simpáticos que explican ante atónitos críos cómo funciona un cochecito eléctrico o cómo vuela un helicóptero de plástico.

Regents Street continúa y en Oxford Circus se gira a la izquierda, por Oxford Street. Más tiendas y puestos ambulantes que venden camisetas de Torres o Fábregas por 10 libras. Sobresale en la calle el edificio de Selfbridges, grandes almacenes con tiendas caras de marca. Dicen algunos ingleses que los turistas van a Harrods, pero los británicos compran en Selfbridges. Al final de Oxford Street el visitante se topa con Hyde Park, un espacio verde inmenso donde pasear y/o comer tumbados en el césped. Hyde Park enlaza con Saint James Park y éste con Green Park, lo que permite una caminata verde de más de cuatro kilómetros por el mismo centro de Londres. El recorrido hasta aquí narrado puede llevar un día o día y medio.

Cubierto el Londres básico, el visitante curioso tiene ante sí decenas de rincones por descubrir en la capital. ¿Ir a Harrods? Se puede comprar de todo y, además, sorprenderse de cómo mujeres con burka compran bolsos de Luis Vuitton. Es uno de los choques visuales que ofrece el crisol de culturas londinense. Los mercadillos son una opción ideal para una mañana de domingo. En Londres mercadillo no es sinónimo de precios bajos. Hay varios, aunque son todos muy parecidos. Camden y Portobello son los más conocidos, pero también están los de Spitafields, Greenwich o Brick Lane. Si en la visita se quiere profundizar en la vertiente cultural, las posibilidades son amplias. Entre ellas destaca el British Museum, que guarda una rica colección de piezas de Egipto, Grecia y otras muchas culturas de la historia.

Pero no se trata sólo de andar y andar. Hay que darle un respiro al cuerpo y qué mejor forma que hacerlo con una cerveza en un pub. El icono por excelencia es la pinta (0,40 litros). La tendencia es a beber las marcas lager, que son más suaves, se sirven más frías y se parecen más a las que se beben en España. Pero una Heineken, una Kronenburg o una San Miguel se pueden beber en cualquier sitio. Hay que darle una oportunidad a la cerveza medio caliente y amarga, típicamente inglesa (ale), como The London Pride, IPA o Landlords. Tras un par de ales, a uno Londres ya no sólo le gusta sino que le parece un sitio fantástico. Por cierto, lo del platito de aceitunas y patatas fritas no se estila por aquellas latitudes. Es cierto que Londres no es una ciudad barata pero allí los sueldos son bastante más altos que en España. No llueve siempre y los días de sol regalan al visitante una ciudad con una luz maravillosa. Y sobre los ingleses hay que decir que la cortesía con el turista llega a ser sorprendente.

La cerveza medio caliente y amarga es la bebida típica

Guía práctica

CâMO IRLa aerolínea más barata, que no la más cómoda ni la más puntual, para viajar a Londres desde Madrid es EasyJet (www.easyjet.com). Con suficiente antelación, se puede conseguir un pasaje a aeropuertos secundarios como Gatwick o Luton por menos de 100 euros ida y vuelta. Una vez en el aeropuerto de destino, hay trenes cada media hora al centro de Londres. Los taxis son muy caros (100 libras) y los autobuses suelen tardar más que el tren.TRANSPORTEEl transporte público es indispensable para moverse por la ciudad. Ocho millones de habitantes alojados en edificios de dos o tres alturas como máximo dan pie a una urbe extensísima. Si la estancia dura más de tres días lo mejor es sacarse una Oyster y unirse a la gran familia de seis millones de londinenses que la tienen. Es una tarjeta prepago con la que se accede al autobús, metro y DLR (metro ligero). Un viaje sencillo en metro con la Oyster sale a 1,80 libras. Si se compra el billete aparte, son cuatro libras. El bus es lo más barato y permite ir viendo la ciudad.DâNDE COMEREs falso que en Londres se coma mal. Es difícil encontrar cocido en un restaurante, eso sí, pero la oferta es muy amplia en sabores y precios, generalmente altos. En una ciudad cosmopolita como pocas, no faltan restaurantes de casi ningún país del mundo.Wagamama. En las traseras de la National Gallery. Ideal para algo rápido y barato si se está por el centro. Es comida oriental con largas mesas corridas. 15 libras.The Narrow. Narrow Street, 44. Limehouse. Al este de la ciudad, pertenece al famoso chef Gordon Ramsey, muy popular en Londres. Buena carne. Comedor con vistas al Támesis. 30 libras.The Wapping. Está en el barrio de Shadwell, en la calle Wapping Wall, frente al pub The Prospect of Whistbie. El edificio era una antigua central hidroeléctrica. Lomo de atún o solomillo de cerdo exquisitos. 30 libras.MUSEOSHay muchos, con piezas traídas de todo el mundo. Si hay que elegir, la National Gallery es inigualable.

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