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Tribuna
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El poder financiero de los fondos soberanos

Teresa Martín-Retortillo / Jean-Marie Pean

Los fondos soberanos de los países árabes van a convertirse en una fuerza financiera internacional cada vez más importante, según los autores. En lugar de temerlos, sostienen, las empresas occidentales deben aprovechar la oportunidad y empezar a convivir con ellos

La riqueza acumulada de los fondos soberanos en Oriente Medio asciende, hoy en día, a 1,5 billones de dólares, la mayoría en los Emiratos Árabes Unidos. Estos activos suponen una fuerza financiera formidable que podría triplicarse o cuadruplicarse en los próximos cinco o diez años, si el precio del petróleo se mantiene en las cotas actuales.

En un momento en el que la falta de liquidez es notable y está haciendo tambalearse a la comunidad financiera internacional, hay que tener muy en cuenta a estos fondos, que ayudaron a recapitalizar bancos occidentales durante la caída crediticia del pasado año, con participaciones modestas pero muy oportunas.

A diferencia de los booms petroleros de los años 80 y 90, ahora los países de Oriente Medio están invirtiendo en sí mismos

A diferencia de los booms petroleros de los años 70 y 80, esta vez Oriente Medio está invirtiendo en su propia economía y en su futuro. Los países del Golfo son conscientes de su dependencia del petróleo y del gas, y quieren cambiar esta situación. En los últimos 15 años, los países productores integrados en el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC) -Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Omán y Qatar- no han invertido en sus propias infraestructuras: ni en refinerías, ni en sus empresas petroquímicas ni, lo que es más importante, en compañías de suministro energético. Aunque parezca increíble, los países del GCC sufren una gran escasez de energía, agua y desalinizadoras.

Otra de las características de Oriente Medio es su población joven. Es necesario desarrollar un motor clave que diversifique el mercado e invierta en otras industrias que permitan crear puestos de trabajo para los 35 millones de jóvenes que viven en la región, de los que 25 millones viven en Arabia Saudí, dos tercios de ellos menores de 30 años.

En este contexto, se han planificado o anunciado inversiones en estos países por valor de 1,9 billones de dólares para los próximos siete años. Dubai, por ejemplo, no sólo ha construido torres comerciales o de viviendas, sino que ha visto crecer algunas empresas que se están convirtiendo en líderes mundiales en sus sectores. Muchas son las compañías que han emergido como paladines de estas economías con la apertura de sus mercados, después de que la mayoría de los países se adhiriesen a la Organización Mundial del Comercio.

Emaar, una de las mayores promotoras inmobiliarias del mundo, ha adquirido terrenos en Marruecos, Egipto, India, Túnez, entre otros lugares. Otro proyecto que está despegando es el Grupo Jumeirah de hoteles de lujo, con sede en Dubai. Está estudiando 100 operaciones con vistas a realizar 30 adquisiciones en el futuro, y tiene visos de convertirse en una firma importante en el sector hotelero de alto nivel. También Emirates Airlines, la séptima compañía aérea más grande del mundo, subirá varios puestos en el ranking con la capacidad que va a incorporar en los próximos años. Emirates no sólo ha creado nuevas compañías, sino que ha construido la infraestructura para apoyarlas, ampliarlas y dar un excelente servicio a sus clientes.

La política del Golfo va más allá del mercado local y regional del GCC. Saudi Arabian Basic Industries Corp (SABIC), una de las 10 mayores empresas químicas del mundo, ha realizado grandes adquisiciones en España, Reino Unido y Holanda, y continuará expandiéndose. Otras empresas saudíes de diferentes sectores, como el de la alimentación, están siguiendo su ejemplo.

Cada vez vamos a ver más y más líderes internacionales procedentes de esta región, y los fondos soberanos van a convertirse en una fuerza importante. Sin embargo, no debemos temer a los fondos soberanos árabes. Son muy pragmáticos, muy realistas acerca de su propia fuerza, y saben bien que, por muchas razones, deben comportarse como buenos ciudadanos en el mundo empresarial. Deberíamos convivir con ellos y hacerlos formar parte de la comunidad financiera internacional. Si no, perderemos la oportunidad de contar con algunos de los mayores actores para desempeñar un papel protagonista en este entorno. Probablemente competirán con algunas de las grandes compañías de capital riesgo a nivel mundial, a la hora de tomar participaciones de grandes empresas, convirtiéndose en una fuerza más visible.

Los países de la región son conscientes de que actualmente existe una enorme ganancia inesperada en la industria del gas y petróleo, y que dentro de 30 ó 40 años la historia puede ser muy diferente. Por ello, sus esfuerzos actuales en materia de gestión del riesgo y diversificación van a respaldar el desarrollo de los fondos soberanos.

Teresa Martín-Retortillo / Jean-Marie Pean. Socia de Bain & Company y director de esta empresa en Oriente Medio

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