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John Ashton

'EE UU empieza a tomarse en serio el cambio climático'

Este diplomático británico ha dedicado toda su carrera a la negociación internacional medioambiental. Fue uno de los artífices del compromiso de la UE con Rusia sobre el Protocolo de Kioto en 2005.

Reino Unido se interesa por el fulgurante ascenso de España en el desarrollo de energías renovables. Busca inversores que empujen a este país hacia las energías alternativas, en busca de sustitutos de los combustibles fósiles. Ashton recibe a CincoDías en la Embajada Británica en Madrid, donde para dos días.

¿Cuál es el objetivo de su visita a Madrid?

Este es un momento clave en Europa para transformar la economía actual en otra baja en carbono. Empezamos a darnos cuenta de que nos movemos hacia una economía muy diferente de la que hemos estado acostumbrados en las dos últimas décadas. La energía era abundante y relativamente barata. Ahora será cada vez más cara. Y mientras afrontamos esta nueva situación, hemos entrado en un periodo de reflexión. En este sentido, España ocupa un puesto clave, al haber introducido esta nueva economía en su sector eléctrico. Su país es uno de los mayores exponentes en energías renovables, no sólo en Europa sino en el mundo. Su Gobierno tiene un nuevo y fuerte mandato y una voz muy influyente en las decisiones que Europa tomará próximamente.

Tendremos que tomar decisiones en los próximos meses sobre la implementación del 20% de renovables en 2020. Es muy importante que alcancemos un acuerdo político este año por la implicación de EE UU. Este país empieza a tomarse en serio el debate sobre cambio climático de cara a las elecciones de noviembre. Así que estoy aquí para entrevistarme con el Gobierno y el sector privado.

El mensaje político sobre cambio climático ha evolucionado de catástrofe a oportunidad económica, ¿se lo creen los Gobiernos de la UE?

Es muy interesante. Sabemos que movernos rápidamente hacia una economía baja en carbono tendrá un coste, que será mucho menor que si fracasamos, porque las consecuencias serían catastróficas. Tenemos la tecnología y el capital para realizar esta transformación, podremos crear empleos y aportar a Europa valor añadido. No podemos competir con los bajos costes laborales de las economías emergentes, pero sí con tecnología. El hecho de que el cambio climático ocupe el primer plano se debe en parte al fracaso del mercado, así que necesitamos un marco político que de salida a una economía baja en carbono. España ha sido muy rápida en construir un mercado en energías renovables y nosotros estamos aprendiendo de su país. Queremos alcanzar el 35% de renovables en 2020, lo que supone un enorme esfuerzo.

¿Cuál es la opción más realista para poner freno a la dependencia del petróleo?

No será sólo una tecnología, habrá que estudiar cada sector. Es irónico que la UE arrancara hace 60 años para construir una política energética. Cada país tiene sus intereses económicos y es muy difícil hacer imposiciones. Cada país elegirá la cuota de energía alternativa a desarrollar. Urge invertir seriamente en la captura y secuestro de CO2.

Su país ha apostado por la opción nuclear, ¿tendrá esta energía protagonismo en el futuro?

La opción nuclear jugará un pequeño papel en 10 ó 15 años. Un buen ejemplo de esta tendencia es China. Este país tiene el programa más ambicioso del mundo para construir plantas de energía nuclear, quiere construir 40 MW en los próximos 12 años. Sin embargo, el carbón seguirá suponiendo el 70% en la creación de energía, la nuclear el 5 ó 6%.

Reino Unido impulsó el objetivo europeo del 10% de biocarburantes, ¿siguen apoyándolo?

No hay duda de que han contribuido al alza del precio los alimentos, un problema para los países en desarrollo, pero si queremos tener la opción de los biocarburantes, habrá que diferenciar entre buenos y malos biocarburantes. Creo que el debate tomará este cariz de cara al futuro.

España, protagonista en la cita de noviembre

Para Ashton, que España se erigiera en 2007 en el primer inversor en energías renovables en EE UU dará voz a las empresas españolas en el debate estadounidense sobre su futura política sobre cambio climático. Más allá de las iniciativas individuales para construir esta ansiada nueva economía baja en carbono, como la vanguardista California, la clave será 'hasta dónde llega la intensidad del compromiso estadounidense'.Ahston dice tener razones para 'ser optimista' en el giro que Estados Unidos debería dar de cara a marcar la transformación energética a escala global. De lograrlo, el debate mundial 'cambiará radicalmente'. Y pone a China como ejemplo. 'Si este país ve que EE UU y la UE apuestan por esta nueva economía, 'pensará que no puede permitirse mantener el desfase entre lo que las economías desarrolladas están haciendo y lo que ellos tienen que hacer'.

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