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Columna
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Infeliz cohabitación

La aventura española de Enel no parece muy feliz. La eléctrica italiana pagó un alto precio para comprar un 67% del capital en Endesa el año pasado en una operación valorada en 43.000 millones de euros. Para dejar el acuerdo cerrado, tuvo que hacer grandes concesiones a su socio español, Acciona, que tomó un 25% del capital en Endesa. Existen ahora signos de incremento de la tensión entre los dos, después de que Acciona nombrara unilateralmente tres consejeros el mes pasado.

El problema para Enel es que Acciona tiene el control en Endesa, más de lo que su 25% garantiza. José Manuel Entrecanales, el jefe de Acciona, ejerció su autoridad como presidente ejecutivo de Endesa. El español tiene la mitad de los puestos del consejo más la presidencia, que deja a Acciona el voto de calidad.

La tensión probablemente irá a peor. Su socio acaba de iniciar negociaciones para la creación de una nueva compañía de energía renovable, que tomará activos de Acciona y de Endesa. Cada compañía ha nombrado a un grupo de bancos para valorar los activos. Ponerse de acuerdo en la cifra será complicado. Si la diferencia en la valoración es superior al 10%, como parece, entonces un tercer banco actuará como árbitro.

El Ebitda de Endesa cayó en el primer semestre respecto al mismo periodo del año pasado. Enel chirría bajo 56.000 millones de euros de deuda. Alrededor de 9.000 millones de euros se habrán esfumado después de que Endesa complete la venta de activos de Eon, la eléctrica alemana que perdió en la batalla por Endesa pero que recibió un premio de consolación. La esperada venta de sus suministradores de electricidad y gas hará rebajar otros 4.000 millones de euros, rebajando la deuda a un nivel más manejable.

Pero puede que no por mucho tiempo. Acciona tiene una opción para vender sus acciones de Endesa a Enel a 41,30 euros en 2010. Las acciones de Endesa se están negociando a 33,5 euros. A este precio, Enel pagaría 10.900 millones de euros por una participación cuyo valor actual es de 8.700 millones de euros. Alternativamente, Acciona puede tomar activos equivalentes al 30% del valor de Endesa. Esto supondría otro fuerte golpe a las negociaciones sobre el valor. Al menos Enel conseguiría eventualmente no dificultar el control de Endesa. ¿Pero a qué precio?

Por Fiona Marhag-Bravo

Fusión a dos bandas, o a tres

Se han escrito muchos guiones sobre el futuro de Norilsk Nickel por la pelea de los oligarcas rusos que compiten por el control de la compañía. Pero los inversores minoritarios en el principal productor de níquel y paladio del mundo se han colado entre el público.Oleg Deripaska, quien recientemente compró un 25% del capital de Norilsk a Mijail Projorov, uno de los accionistas de control de la compañía, tiene su guión preferido: fusionaría su empresa Rusal, el gigante del aluminio, con Norilsk.Pero Vladimir Potanin, el otro accionista de control de Norilsk, tiene otra línea argumental en mente. Ha formado un equipo con otro multimillonario del metal, Alisher Usmanov, proponiendo una fusión de Norilsk con la Metalloinvest de Usmanov. Potanin y Usmanov aseguran también que estarían abiertos a una fusión a tres bandas con Rusal. Esto crearía un gigante minerometalúrgico mundial, con un valor estimado por algunos analistas en 160.000 millones de dólares.Rusal quiere cambiar el consejo y los gestores de Norilsk, actualmente dominado por los amigos de Potanin. Ambos bandos se han preparado para un enfrentamiento, con una lucha delegada incluida, en el mitin anual de Norilsk a finales de junio. Por una vez el Gobierno ruso ha sido neutral en la disputa -confiado en que cualquiera que sea el resultado, Norilsk permanecerá en manos de un multimillonario amigo-.Resultará difícil cambiar el guión en cualquier otra dirección. Un holding con el 30% podría provocar una opa por el total, pero ninguno de los multimillonarios tiene acceso a suficiente dinero para eso. Deripaska está ya hiperendeudado después del préstamo para adquirir la participación de Projorov, mientras Potanin desairó a los bancos occidentales a principios de este año cuando intentó reunir financiación para comprar la parte de su viejo amigo.Pero ninguno de los multimillonarios necesita ceder, puesto que poseen más del 25% del holding y pueden bloquear cualquier fusión. Por tanto el único camino para avanzar es mediante un acuerdo dentro del club de los multimillonarios rusos.Los analistas piensan que ninguna de las tres alternativas de fusión ofrece una potencial ventaja para los accionistas de Norilsk -algo entre el 20% y el 35%, según estimaciones de Nomura-. Esto es una ventaja para los outsiders, quienes no han dicho nada sobre qué sucederá luego.

Por Pierre Briançon

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