Despidos en Lehman
Dick Fuld necesita mostrar que él está al cargo. El jefe de Lehman Brothers ha estado sorprendentemente callado últimamente mientras su compañía ha estado bajo ataque -la acción ha caído más de un 60% este año-. Ahora ha hecho sentida presencia finalmente, obligando a su segundo Joe Gregory y al jefe financiero de perfil alto Erin Callan a asumir la caída en desgracia de la firma. Pero necesita salir de las sombras y reafirmar sus credenciales de liderazgo si Lehman está para superar los temores acerca de su futuro.
Debería ser uno de los pocos que puede lograrlo. Fuld es ahora el mayor líder en activo en Wall Street, ya que ha dirigido Lehman desde precisamente antes de que fuera separado de American Express en 1994. Esto le deja experiencia negociadora suficiente con los cambios de fortuna tanto de la industria como de la propia compañía. Superó los rumores de que el banco de inversión era demasiado pequeño para sobrevivir por sí solo, aunque con el susto de la gran liquidación en 1998, y ha extendido sus mercados más allá de su negocio tradicional de bonos. Si consideramos el crecimiento en el valor nominal o el precio de la acción, él ha creado más valor para los accionistas en esos 14 años que varios de sus homólogos en Merrill Lynch o Morgan Stanley.
Pero Fuld se fue a donde nadie pudiera verle cuando Lehman anunció esta semana sus primeras pérdidas trimestrales como compañía cotizada. Tampoco tiene mucho que decir sobre los 10.000 millones de capital que la firma ha aumentado en el último par de meses. Eso ha diluido considerablemente a los accionistas actuales, elevando los títulos en circulación hasta en un 50%, dependiendo de como se convierta la reciente emisión de acciones preferentes.
En cambio, ha dejado que Callan sea la cara pública de la empresa: un banquero de inversión que sólo lleva unos pocos meses en el trabajo como jefe financiero, antes de que Bear Stearns desapareciera precipitada por el pánico con respecto a Lehman. æpermil;ste fue un error de juicio, uno que un ejecutivo veterano como Fuld no debería cometer.
Echar por la borda a Callan y Gregory -quien parece que tendrá que presentar su dimisión ante su jefe- no surtirá demasiado efecto a no ser que empuje a Fuld a jugar un papel mucho más activo. Al menos, se espera que esté en la teleconferencia sobre ingresos del próximo lunes. Esto es un comienzo, pero necesita hacer más. De otro modo, no tiene sentido que se quede.
Por Antony Currie
Un gran trago
La oferta hostil de InBev por Anheuser-Busch, de 55.000 millones de dólares, pone a los fabricantes de Bud en una situación comprometida. Los títulos de la cervecera nunca han cotizado tan alto como los 65 dólares por acción que su rival acaba de poner sobre la mesa. Y la familia que lidera el negocio -August Busch IV es el director ejecutivo- no ha dado muestras de que pueda llegar a esta cotización por sí misma.Rechazar a su pretendiente belga-brasileño no será fácil, aunque es cierto que Anheuser-Busch tiene una estrategia defensiva que puede desplegar: comprar la mitad restante del Grupo Modelo que aún no posee. Esto aumentaría el precio que InBev tendría que pagar en 15.000 millones de dólares, según Credit Suisse, lo que podría resultar prohibitivo.No obstante, la junta directiva de Anheuser tendría que demostrar a los accionistas que éste sería un movimiento mejor que el de aceptar la oferta en efectivo de InBev, que está aproximadamente un 25% por encima del precio constante de las acciones de Anheuser. Esto podría ser difícil: aparte de la subida puntual de este año, los analistas esperan que el Ebitda de la empresa vuelva a bajar a un crecimiento de un único dígito el año que viene.Esto no significa que la cervecera estadounidense no pueda negociar. Claro está que la oferta de InBev constituye una sabrosa prima, pero no es ni mucho menos espumosa: los belgas calculan que pueden recortar 1.400 millones de dólares en costes, lo que supone valorar la empresa en cerca de 8.400 millones de dólares después de ser gravada y capitalizada, lo que virtualmente cubre la prima. Y si los directores de Anheuser pueden encontrar complicado rechazar a InBev, también pueden ser capaces de exprimir un poco más de zumo.Por Antony Currie