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Columna
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El BoE y su independencia

Empieza a arrepentirse el Gobierno de Reino Unido de haberse entusiasmado por la independencia del Banco de Inglaterra? ¿Qué si no significaría que haya convocado un panel de expertos financieros para asesorarle sobre la estabilidad financiera del país? Parece otra estúpida idea de las propuestas por el Tesoro (Ministerio de Economía).

Los anteriores gobernadores -famosos por ser capaces de hacer cundir el pánico entre los banqueros con mover las cejas- van a revolverse en sus tumbas sólo con pensar que su sucesor, Mervyn King, espera someter cualquier descuido de éstos a la vigilancia de la política. El consejo de expertos ni siquiera alcanza a comprenderlo cuando se trata de salpicar sobre el dinero de los contribuyentes. Desde el comienzo de la crisis crediticia, los bancos han ido exigiendo más intervención y más fianzas. Las presiones de King les ha llevado, en cierto modo, a resistir bien.

Cómo vaya a funcionar esta precipitada idea no está nada claro. Nada se sabe de cómo actuarán estos asesores ni sobre las competencias que vayan a ostentar ni las vías por la que puedan llegar a evitar conflictos de intereses en el seno del Banco de Inglaterra, ya que los banqueros no les han conferido ninguna autoridad real.

De todos modos, el Banco de Inglaterra ya dispone de un tribunal integrado por directores ejecutivos, cuya función es aportar una opinión independiente en el seno del gobernador. Lamentablemente, ese tribunal tiene poca experiencia bancaria y entre sus miembros se rumorea que King les ha dejado de lado durante la crisis crediticia. Antes de convocar un nuevo panel de asesores, el Tesoro hubiera hecho mejor aumentando las credenciales del Tribunal y dotarse de una normativa que obligase a King a prestarle más atención.

Pero aún más importante es que la propuesta del Tesoro no vaya a servir para abordar el verdadero problema: la falta de personal directivo con verdadera experiencia bancaria. El Tesoro albergaba la esperanza de que esta ronda promocionara a Paul Tucker, el director del área de Mercados del Banco, para el puesto vacante de director adjunto de Política Monetaria. Sus expectativas se han visto frustradas por la predilección de King por Charlie Bean, economista jefe del Banco. En un mundo ideal, hubiera promocionado. Solución que siempre será vista como imposible sobre todo cuando el puesto responsable de la estabilidad financiera siga recayendo en sir John Gieve, un hombre sin experiencia relevante. No hay otro culpable que el Tesoro, desde que colocara a Gieve en lo alto de la cima. Poner en peligro la independencia del Banco de Inglaterra no es la solución.

Por Simon Nixon

Jobs no es el único genio

Steve Jobs ha informado de que dará a conocer la segunda generación del iPhone la próxima semana. ¿Conquistará el espíritu del gadget electrónico una vez más? Para eso, Apple necesita proponer algo realmente brillante y no sólo hacer mejoras sobre el modelo.Teniendo en cuenta que Apple mantiene el secreto desde largo tiempo atrás, las apuestas en cuanto a las nuevas características del teléfono son muy variopintas. La mayoría cree que presentará el 3G estándar pero con mayor rapidez de transmisión de datos, actualizando las aplicaciones empresariales para competir de manera más eficaz con la Blackberry Research in Motion. Además, estiman que dispondrá de más memoria y una batería de mayor duración. Todos esos avances redundarían en el beneficio de los usuarios.Todo el mundo espera que Apple ofrezca este tipo de mejoras en sus dispositivos y programas informáticos. De hecho, es chocante que la segunda generación de un producto no mejore sustancialmente las versiones anteriores. De esto saben bastante lo usuarios del programa Vista de Microsoft.Ahora Apple tiene que fomentar el uso del iPhone entre sus clientes actuales y convencer a los usuarios de Blackberry y otros que todavía no se han adherido al iPhone de que deben darle una oportunidad a su teléfono. Para eso, Jobs debe anunciar prestaciones inesperadas, lo que no resulta fácil.Atraer cerebros de fuera de la compañía puede ayudar. Terceros desarrolladores están creando nuevas aplicaciones para el iPhone, que Apple podría vender desde su web. Puede que alguno de ellos otorgue al iPhone el prestigio que necesita. Jobs puede ser brillante, pero no monopoliza el ingenio.Por Robert Cyran

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