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Tribuna
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Ampliación de plazo de hipotecas

El ministro de finanzas de Gran Bretaña, Alistair Darling, ha decidido que el Banco de Inglaterra canjee bonos estatales por títulos hipotecarios para salvar a las entidades financieras de la crisis de confianza y crédito que están sufriendo. Por su parte Pedro Solbes ha promovido la gratuidad de la ampliación del plazo de las hipotecas. La juguetera Mattel está al borde de la banca rota porque han bajado un 11% las ventas de la muñeca Barbie. Parece que las cosas no son lo mismo que eran y los poderes públicos se plantean cómo actuar sin violar las normas del libre mercado, y de ahí las draconianas condiciones de intercambio planteadas por el regulador británico.

Darling ha comprendido que sin liquidez los bancos sólo conceden hipotecas a quienes dispongan de avales suficientes, pero que a los jóvenes que no tienen más garantía que la casa que pretenden comprar, lo único que les pueden dar es un pedazo de cartón para alojar debajo a Ken y a su novia de plástico. En Inglaterra se acabó el milagro de que se preste dinero a quien no tiene dinero fiándose de una cosa mágica llamada hipoteca. Solbes no ha visto tanto peligro en el horizonte porque nuestro sistema hipotecario es lo suficientemente garantista y formalizado (rígido que diría un ultraliberal, que haberlos, haylos en todos los partidos) como para que los títulos españoles no sean papel pintado para casitas de muñecas y todavía queden a salvo de una intervención semejante con dinero público.

El escenario financiero español no es dramático porque nuestro marco legal es fuerte y porque es grande la profesionalidad de las entidades hipotecarias. La macroeconomía no corre excesivos riesgos si se gestiona bien la marejada internacional desde el Gobierno; sin embargo la subida del euríbor estaba dejando sin aliento la microeconomía de muchas familias. Solbes lo anunció durante la campaña: será gratis ampliar el plazo de las hipotecas sobre la vivienda habitual. El ministro ha cumplido su promesa, lo cual siempre es digno de alabanza, mediante dos recientes medidas, una que exonera de Actos Jurídicos Documentados el otorgamiento de las escrituras de ampliación de plazo y otra -ésta en forma de acuerdo con las entidades y corporaciones afectadas- que elimina las comisiones bancarias y los derechos por aranceles notarial y registral. Y merecen este favorable reconocimiento aunque supongan trasladar gran parte del esfuerzo de la solidaridad social sobre profesionales jurídicos y entidades financieras no responsables del sobreendeudamiento de algunas unidades de consumo doméstico. También hay que reconocer en mérito del ministro de Economía que abrió un periodo de negociación para alcanzar acuerdos sobre los extremos concretos de la medida con los sectores afectados.

Ahora bien, a pesar de las buenas intenciones que presentan estas dos medidas, no se tiene noticia de que en el paquete se hayan incorporado otras para reducir los costes de gestión sometidos a la más pura libertad empresarial. Bien está que en la guía difundida a clientes de entidades crediticias se apueste de una vez por la tramitación telemática de los documentos inscribibles o si no, que el interesado salga de la notaria con su escritura para que él mismo pueda llevarla en mano hasta el registro.

Otra pregunta que puede realizarse a la vista de la medida es la razón para acudir al registro en caso de ampliar el plazo de una hipoteca si una modificación de los tipos de interés a la baja puede hacerse en un documento privado entre el cliente y la entidad. La inscripción de esta modificación debe consignarse en los libros del Registro porque toda ampliación de gravámenes hipotecarios, sean en cantidad o en duración, tiene que constar necesariamente frente a terceros en cuanto que suponen una limitación de la libertad del inmueble y de su valor de cambio o garantía posterior. Si no se sabe cuándo queda liberado el bien, no se sabe lo que vale en realidad. Ese conocimiento debe ponerse necesariamente a disposición del mercado si no queremos que, al final, nuestro sistema de garantías hipotecarias se vuelva tan sólido y genere tanta confianza internacional como la casa de Barbie y Ken.

José Antonio Miquel Silvestre. Registrador de la Propiedad

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