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Columna
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Credit Suisse no pierde el sueño

Credit Suisse ha mordido el polvo en esta crisis crediticia. Después de desenvolverse con agilidad en 2007, el banco suizo de inversiones ha tenido que realizar amortizaciones por valor de 5.300 millones de francos suizos en financiación apalancada y productos estructurados en el primer trimestre del 2008. Visto lo visto, clama desprenderse de los activos más tóxicos.

Ese es el buen camino. Sus provisiones son lo suficientemente grandes como para empujar al grupo hasta 2.200 millones de francos suizos en números rojos. Aunque sea el chocolate del loro comparado con las pérdidas de sus competidores, incluido su archirrival UBS. De hecho y gracias a la buena gestión de sus asuntos domésticos y actividades de banca minorista, Credit Suisse puede aprovechar los tropiezos de su rival.

Lo que deja al banco mejor situado ante nuevos mordiscos de la crisis crediticia. El tamaño de sus provisiones refleja no sólo lo que parece ser una tasación conservadora -sus préstamos se fijaron a 0,85 dólares frente a los 0,88 anunciados por el Royal Bank of Scotland el pasado martes- sino también un cierto entusiasmo por desprenderse de activos tóxicos. Credit Suisse dividió en dos su exposición al CDO, su paquete más molesto, hasta los 700 millones de francos suizos durante el primer trimestre.

Si las ventas hubieran caído antes, habría sido de lejos mucho más doloroso. El banco suizo parecía formar parte, por muchas de sus operaciones, de la nefasta espiral que arrastró a un buen número de bancos estadounidenses. Credit Suisse vio venir la tormenta y salió a mejor precio.

Al menos, soportó el dolor de estómago. Con un 9,8% de capital disponible a finales de marzo -el banco está muy cerca de su meta del 10%- la cúpula de Credit Suisse no tiene por qué perder el sueño pensando en la reunión anual de su junta general de accionistas, que se celebra hoy.

Por Mike Verdin

Crisis en la 'monoline'

Por qué hay alguien comprando ahora acciones de Ambac? La acción de la segunda aseguradora de bonos (monoline) más grande de EE UU se desplomó casi un 40% tras anunciar las últimas pérdidas. El valor de sus activos se desplomó y está haciendo pocos nuevos negocios. Incluso el jefe Michael Callen admitió que no hay manera de conocer si lo peor ha pasado.Pero hay razones para el optimismo. Primero, la liquidación de Ambac no está bajo una amenaza inmediata. Sus derivados de créditos para cubrirse frente a impagos no requieren contabilizar colateral, por tanto no están sujetos a una aplastante petición de dinero. Se está saltando las políticas actuales, apuntalando su capital. Y ha conseguido bastante nuevo capital como para hacer felices a las agencias de rating, por ahora.Pero muchas estrellas tienen que alinearse para una apuesta por Ambac que merezca la pena. La amenaza más obvia es un significativo deterioro en el mercado de la vivienda de EE UU. Ambac ha rebajado ya drásticamente el valor de sus exposiciones más afectadas, pero una nueva rebaja podría provocar más provisiones. Lo que es más preocupante, podría provocar que las agencias de rating requieran a las monoline más capital. Ambac vendió acciones en marzo, diluyendo ya el valor a los castigados accionistas, pero las acciones han caído desde entonces casi la mitad.Ambac y sus rivales también se enfrentan a cuestiones de reputación. Temores sobre el valor de los activos asegurados desencadenó la actual crisis en este mercado de 330.000 millones de dólares. Y los inversores de deuda municipal ahora descuentan el valor de las monoline tan considerablemente que en muchos casos proporciona a las aseguradoras precios no ventajosos. Por tanto grandes prestatarios de bonos municipales están prescindiendo de las aseguradoras.Los más pequeños puede que pronto sean capaces de hacerlo también. Funcionarios de California encabezaron una iniciativa para establecer un seguro municipal colectivo. Y las agencias de rating han estado presionadas para valorar la deuda municipal más severamente lo cual podría reducir la necesidad de asegurarse. Ambac puede que sobreviva a su incursión en los créditos estructurados. Pero cuando el polvo se posa, puede que quede poco por hacer.Por Dwight Cass

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