Los Reyes llegan a Wall Street
Los Reyes Magos no llegan a todos los rincones de EE UU. En algunas zonas latinas de Nueva York se celebran modestas cabalgatas y algunas pastelerías hacen roscón, pero en la tradición anglosajona navideña Santa Claus domina.
No obstante, se podría decir que unos 'magos del Medio y Extremo Oriente' hicieron una visita adelantada al corazón financiero de Wall Street en 2007. En vez de Melchor, Gaspar y Baltasar tenían como nombres Temasek o acrónimos como ADIA o CIC. Su tarjeta de presentación les describía como Fondos Soberanos y lo correcto es decir que más que ir a Wall Street, Wall Street fue a Asia y Oriente Medio a por ellos.
Estos fondos, creados por gobiernos de países normalmente emergentes con sus superávits por cuenta corriente, han dejado en algunas entidades financieras más oro que incienso y mirra en el momento más necesario. Aquejadas por la crisis del crédito, bancos de -o con significativa presencia en- Wall Street como Morgan Stanley, Citigroup, UBS, Merrill Lynch, HSBC y Barclays han recibido inyecciones de capital que han sabido a regalo.
El perfil de los fondos de Oriente ha crecido tanto en el segundo semestre del año, que han restado protagonismo a quienes habían dominado el mundo financiero en el primero, el capital riesgo. Según Dealogic el valor de los acuerdos anunciados por los fondos soberanos en 2007 ha sido de 60.460 millones de dólares, un 141% más que en 2006. De ellos, 47.550 millones se activaron en la segunda parte del año.
Aunque hace menos de dos años muchos políticos protestaron y consiguieron acabar con un acuerdo de compra de puertos por una empresa estatal de Dubai, ahora nadie objeta la entrada de estos titanes del capital (tres billones de dólares entre todos y creciendo) que prometen no ejercer derechos políticos y apoyo a largo plazo.
El cambio de dirección responde a la necesidad. Hace falta liquidez. Y no es la primera vez que esto ocurre.
Todos los déficit dependen cada vez más del extranjero y en concreto de economías emergentes. Además de las actuales necesidades de la banca, el déficit de la cuenta corriente del país se cubre con capital extranjero (masivamente asiático). También hay déficit de petróleo que se solventa con fuertes y caras importaciones de países con los que las relaciones no son siempre fluidas. Curiosamente, en esta área, tanto George Bush como la mayoría de los candidatos a sucederle de uno y otro bando no dejan de proclamar que van a trabajar por reducir la dependencia del país del crudo extranjero. Es algo que no se repite con la misma vehemencia cuando lo que llega es dinero.
En estos días, uno de los pocos responsables que anda poniendo 'peros' a este regalo de Oriente es el presidente de la SEC. Christopher Cox, dice que está contra proteccionismo pero advirtió que la creciente influencia de estos fondos en los mercados de capitales y su falta de transparencia supone un reto 'a un sistema regulatorio que se asienta sobre las bases del mercado libre' y la libre circulación de información. Cox también advirtió de conflictos de intereses entre estos fondos y los reguladores, por lo que pide más garantías de independencia y control.
El presidente de la SEC ha repetido este argumento en varias ocasiones, pero mientras los necesarios regalos sigan viniendo, el ambiente que se respira es más de cabalgata que de cautela.