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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un año marcado por las 'subprime'

Esta semana han culminado cinco años consecutivos de viaje alcista en los mercados bursátiles en España, con una revalorización agregada de 151%. 2007 ha sido, de todo el ciclo, el ejercicio más irregular y con más dudas, pese a que haya devuelto a los inversores algo más del 10% contabilizando la subida de las acciones, dividendos y ampliaciones liberadas. Pese a la generosa revalorización en el indicador selectivo que agrupa a las 35 empresas más líquidas, más de la mitad de las compañías registran descensos en sus cotizaciones en los últimos doce meses, en algunos casos más propios de periodos recesivos que de simples dudas sobre el futuro.

De hecho, un vistazo rápido al desempeño bursátil del Ibex permite concluir que sólo han evitado que el índice cayese varias de las grandes, especialmente Telefónica. El tono general del mercado ha reflejado la situación crítica desatada en Estados Unidos por las hipotecas subprime, y ha tratado de anticipar, ya veremos con qué éxito, una desaceleración considerable en la economía en 2008 y 2009. El abultado peso de la obra residencial ha lastrado las expectativas empresariales de constructoras, inmobiliarias y bancos, con gran presencia en la Bolsa española, y ha tirado las cotizaciones desde que la burbuja de Astroc, símbolo desgraciado del fenómeno, explotó en febrero.

No obstante, 2007 ha sido un año pródigo en salidas a Bolsa buscando capital para acometer nuevos proyectos. Además de las apariciones ligadas al ciclo urbanístico, este año se ha registrado también la mayor de la historia empresarial española, con Renovables. La filial de Iberdrola, líder mundial en energía verde, se ha convertido en el escaparate de la apuesta nacional por la renovación en la provisión energética.

La cuestión está en saber si 2008 tendrá capacidad para prolongar la subida de los mercados, o si la debilidad de la actividad será tan intensa como para no mantener los beneficios de las empresas, que a fin de cuentas es la variable que sustenta a las cotizaciones. Para ello habrá que conocer si la crisis financiera desatada por la desconfianza bancaria comienza a evaporarse tras la radiografía financiera que los bancos de todo el mundo presenten con el cierre de cuentas de fin de año. Y si Estados Unidos, primera y más influyente economía del mundo, entra o no en crisis.

En España, los expertos dan por hecho que la economía crecerá menos del 3% en 2008, y la duda se mantiene para 2009. En todo caso, la economía actual no tiene nada que ver con la que en 1993 se precipitó a una costosa crisis. Ahora, las finanzas públicas están muy saneadas, con margen financiero para combatir el ciclo bajista si es preciso con inversión productiva; las empresas están muy capitalizadas e internacionalizadas, liderando sectores a nivel mundial en muchos casos; la economía es mucho más abierta que hace quince años, con estabilidad macro y financiación asequible, y encontraría los resortes precisos para solventar las dificultades. Y los hogares tienen una riqueza patrimonial muy superior a su endeudamiento. Aunque el reparto de patrimonio y deuda esté desequilibrado. Sólo una crisis muy severa del empleo puede poner tan en peligro los pagos de los hogares como para desencadenar una crisis que se traslade al sistema financiero.

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