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Columna
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Después de Galileo, Airbus

Josep Borrell

Hace ahora un mes me inquietaba en estas páginas sobre el futuro del sistema europeo de navegación por satélite, Galileo. Afortunadamente, la semana pasada se consiguió garantizar la financiación comunitaria y superar las reticencias alemanas y españolas sobre la participación en su desarrollo. Son buenas noticias para una Europa que quiere ser una potencia industrial y científica en un momento en que la creciente revalorización del euro plantea otra clase de problemas para su competitividad.

Estos problemas afectan especialmente a Airbus. Pero no son solo la fortaleza de la moneda y la debilidad de la coordinación entre países lo que amenaza a Airbus. En las próximas semanas se esperan decisiones importantes de la OMC sobre los litigios comerciales entre Airbus y Boeing, que se disputan desde hace años el mercado aeronáutico en un conflicto de denuncias mutuas ante la OMC del que se hacia eco el Parlamento Europeo (PE) en su última sesión plenaria.

La primera denuncia fue entablada por los Estados Unidos después de retirarse, en octubre de 2004, unilateralmente y sin notificación previa, del Tratado bilateral firmado con la UE en 1992, que regulaba el comercio de grandes aeronaves civiles.

En esa denuncia se acusaba a la UE de otorgar ayudas de Estado ilegales a Airbus bajo la forma de anticipos. EE UU argumenta que el consorcio Airbus recibe, por esa vía, una financiación de 20.500 millones de dólares, 8 veces la capitalización de EADS, la compañía madre de Airbus. El panel de expertos que debe resolver el caso se reunirá el próximo 19 de diciembre de 2007 para dar una solución final al caso.

En la segunda denuncia, planteada en 2004, la UE denunció a los EE UU ante la OMC por otorgar subvenciones a los productores estadounidenses de grandes aeronaves civiles y en particular a la empresa Boeing, y de poner en marcha determinadas disposiciones legislativas, reglamentos e instrumentos legales (en particular a través de la FSC-ETI, Foreign Sales Corporation and Extraterritorial Income Exclusion) que favorecían a Boeing y falseaban la competencia. La UE en su demanda argumenta que la utilización de estas medidas causa efectos desfavorables a los intereses europeos y un daño importante a la rama de producción de grandes aeronaves civiles de la UE, en contravención de las obligaciones que corresponden a los Estados Unidos en el marco de la OMC.

En palabras del comisario Louis Michel 'la UE respondía así a una medida unilateral de los Estados Unidos con la que mostraba que prefería el litigio a la negociación'.

La UE cuantifica los subsidios ilegales a favor de Boeing en un total de 23.700 millones de dólares, incluyendo ayudas provenientes de Estados como Illinois, Kansas o Washington, así como otros tipos de ayuda indirecta de investigación y desarrollo proporcionada por la NASA y el departamento de Defensa (16.000 millones).

La UE sostiene que los subsidios a la exportación ilegales que beneficiaban a Boeing han permitido que esta compañía realice una agresiva política comercial que ha causado pérdidas sustanciales y una grave merma en la cuota de mercado de Airbus. Algo que los Estados Unidos niegan, exigiendo como condición previa a toda negociación que la UE deje de conceder a Airbus el apoyo dado hasta el momento a través del sistema de anticipos reembolsables, aunque Airbus haya reembolsado un 40% de los que recibió desde 1992, devolviendo más de 7.000 millones de euros.

La Comisión informó al PE de que, hace algunas semanas, Boeing rechazó públicamente la última oferta europea para solucionar amistosamente el conflicto, por lo que un acuerdo amigable parece casi imposible

Todo ello se produce cuando Airbus parece 'remontar el vuelo', tras un periodo turbulento, en el que el constructor europeo y su empresa madre EADS han estado en el ojo del huracán, acumulando retrasos de origen tecnológico y escándalos financieros por parte de sus ejecutivos y accionistas de referencia.

En efecto, aunque en los primeros 9 meses del año, Boeing firmó 893 pedidos en firme, frente a los 854 que consiguió Airbus, para el constructor de aviones europeo 2007 'será un año récord' tras llenar su libreta de pedidos en el reciente Salón Aeronáutico de Dubai, donde ha aumentado sus encargos hasta 1.112, 11 más que el año pasado. Destaca el contrato con Emirates, que con 20.200 millones de dólares es el mayor de la historia de Airbus. El pedido incluye 11 unidades del gigante A-380 y 70 del A-350 XWB, avión de largo recorrido y tamaño medio que ha tenido una difícil salida a un sector en el que se había impuesto su competidor, el 787 Dreamliner de Boeing, al que el Comisario Michel calificó como el proyecto más subvencionado de la historia de la aeronáutica civil.

El récord de pedidos se producirá pese a que el euro, moneda en la que vende Airbus, está en máximos históricos frente al dólar, encareciendo las ventas del fabricante europeo y poniendo seriamente en peligro su plan industrial elaborado con un euro por debajo de 1,35 dólares.

Estamos pues en vísperas de decisiones importantes, pero una vez que la OMC haya fallado sobre esta segunda denuncia, probablemente en 2008, no estaremos aún al final de la historia. Ambas compañías seguramente recurrirán sea cual sea el veredicto, con lo que el contencioso coleará hasta 2009.

Pero sería bueno que la UE y los Estados Unidos intentaran lograr un acuerdo que impida estas 'querellas aéreas'. Está en el interés de ambos a largo plazo el garantizar una competencia real y no falseada, en el sector de la aeronáutica para el futuro.

Esta guerra en los cielos, no sólo pone en juego la supervivencia de Airbus, la de sus proveedores y la de las pymes que están a su alrededor. Nos recuerda la importancia de que Europa se dote con una estrategia industrial unificada para hacer frente a los cambios que el proceso de globalización impone.

José Borrell Fontelles, Miembro de la Comisión de Industria y Energía del Parlamento Europeo

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