Las cosas marchan demasiado bien
M. Rodríguez
Realmente es imposible prever el momento en que una burbuja financiera va a estallar. Pero desde luego uno puede advertir señales de que algo no marcha cuando observa que las cosas marchan demasiado bien; hasta extremos irracionales. No hay que alejarse mucho en el tiempo para encontrar coyunturas de euforia que luego tornaron en situaciones, si no de pánico, sí de un acusado pesimismo. Se cuentan por docenas las empresas que, con los índices en máximos, todavía no han logrado superar los récord de marzo del año 2000.
No hay que ser precisamente un sesudo analista financiero para percatarse de que lo que ocurre en China apunta maneras de burbuja. Esta semana, dos compañías han debutado en las Bolsas chinas con un éxito inaudito, desafiando todas las reglas de valoración de empresas. Petrochina subió un 163% el día de su estreno bursátil en Shanghai y se ha convertido en la mayor empresa del mundo, con una capitalización de mercado que duplica a la de Exxon, hasta ahora rey de reyes de los mercados financieros. Ayer, Alibaba.com, la mayor compañía de comercio electrónico de China, triplicó su valor el día de su debut en la Bolsa de Hong Kong. Estas subidas, alimentadas por una ingente demanda de acciones y una oferta muchas veces parca, han dado pie a valoraciones exageradas. Petrochina cotiza con unos ratios cuatro veces más caros que Exxon, vale el doble en Bolsa y factura cuatro veces menos. Alibaba ha recibido una demanda de acciones 257 veces mayor a la oferta, y cotiza a unos niveles que descuentan 155 veces los beneficios estimados para el año que viene, cuatro veces más que Google.
Nadie duda a estas alturas del potencial de crecimiento de China. La Bolsa, en este sentido, suele ser un indicador adelantado. Pero quizás, como dicen algunos analistas, los mercados se están anticipando demasiado.