Evitar alarmas injustificadas
Los datos de actividad que se van conociendo son la constatación de una crónica anunciada. Aunque conviene analizarlos con cautela, no suponen ni una sorpresa ni mucho menos deben desatar una alarma injustificada. Ayer se publicaron las cifras de la evolución del empleo en septiembre, muy esperadas tras los malos datos de agosto. Se especulaba con un cambio de tendencia en el mercado de trabajo, pero la recuperación del mercado laboral en septiembre lo ha descartado. Se recuperan los cotizantes perdidos un mes antes (260.022 nuevos afiliados) y el paro baja en 10.933 personas.
Pero, a pesar de este retorno a las cifras más positivas, se constata un menor dinamismo del mercado de trabajo. El empleo crece a un notable 2,63% anual, cuando un año antes lo hacía al 3,98%, y el desempleo ha aumentado en un año en 51.197 personas. Sin embargo, en los doce últimos meses se han creado 497.000 empleos, según la Seguridad Social. Es decir, no hay que bajar la guardia, pero de momento no hay motivo para grandes alarmas.
Otro índice adelantado de actividad, la matriculación de coches, tuvo en septiembre un mal comportamiento, al caer un 7,7% respecto a un año antes. Habrá que estar atentos a su evolución en los próximos meses. Pero, en cualquier caso, conviene recordar que 2006 y, especialmente, 2005 y 2004 fueron años récord, lo que dificulta mantener estos ritmos.
Tanto el empleo como las matriculaciones -al igual que otros indicadores como la ralentización de las ventas de casas- manifiestan que la actividad empieza a suavizar el vigoroso crecimiento de los últimos años. En sus justos términos se trata de eso, ni más ni menos. Los expertos pronostican que el consumo privado irá frenándose los próximos meses, lo que redundará en menor crecimiento del PIB. Sin embargo, en ningún caso se habla de un derrumbe, sino de un aterrizaje de décimas. Algo muy lejos de la catástrofe económica que, irresponsablemente, se augura desde algunos foros.