Aprender de los errores
El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó ayer de la profundidad de las turbulencias crediticias surgidas por las hipotecas subprime y advirtió que el ajuste llevará tiempo. Y lo hizo por medio de dos voces españolas. Tanto su director gerente, Rodrigo Rato, en Madrid, como Jaime Caruana, director del departamento de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales, que presentó en Washington el informe de estabilidad financiera mundial, lanzaron tres mensajes clarificadores.
Uno: las turbulencias no han acabado y sería prematuro sacar conclusiones. Dos: el proceso de ajuste en los mercados será dilatado y las condiciones de crédito tardarán en normalizarse. Y tres: no se deben subestimar las consecuencias de este episodio, que provocará una desaceleración del crecimiento que se notará en 2008 y recaerá sobre todo en EE UU. El Fondo Monetario no ha cuantificado el impacto sobre la economía mundial; pero sí ha precisado que hay que esperar un empeoramiento de los pronósticos en el informe de otoño, el 17 de octubre.
El análisis del FMI puede ser acertado, pero más lo son sus recomendaciones -y reprimendas- a un sistema que no ha funcionado correctamente. Para los reguladores, que deben garantizar mayor transparencia y mejor información para devolver la normalidad a los mercados y atajar de raíz nuevos episodios como los vividos. Para las instituciones financieras, que deben ser más claras sobre ciertas complejas operaciones financieras. Y para las agencias de calificación crediticia, cuyo papel de salvaguardia no ha funcionado como cabría desear.
Todos esto ha convulsionado a unos inversores que están sobresaltados desde el pasado 8 de agosto. Pero el Fondo, con buen tino, también les recuerda a éstos su obligación y responsabilidad a la hora de comprender la dinámica y los riesgos de los productos que adquieren. Lo deseable es que todos ellos -reguladores, mercados, sistema financiero, agencias de calificación e inversores- aprendan de estos errores.